El colectivo madrileño Casa Antillón volvió a sumergirse en el territorio del subconsciente con su reciente intervención a media escala: un pabellón para la firma TOUS desde el que disfrutar de las canciones del Primavera Sound Madrid y el Sónar Festival de Barcelona.
La inmersión onírica en festivales de música
En estos últimos años, la instalación performativa ha hecho más por el surrealismo que las drogas psicotrópicas: de esa forma nos convertimos en testigos de sueños que no nos pertenecen, donde la figuras se deforman y la vida se vuelve un páramo esponjoso lleno de silencio. Es obvio que hay una larga tradición de artistas que han coqueteado con la fina línea que separa el desvelo del ensoñamiento. Chiharu Shiota y sus ambientes hilados, la naturaleza textil de Ernesto Neto o las grandes masas pétreas de Eduardo Basualdo son capaces de trasladarnos directamente a una dimensión alternativa sin salir de una estancia.
Igual que aquella Polivagina de C+arquitectos: una reivindicación espacial y material que acogía al visitante en un útero de globos de poliamida. Una decisión magistral que albergó el encuentro artístico Fan Riots dentro del festival SOS de Murcia allá por el año 2015. Este tipo de intervenciones nos hacen pensar si lo onírico solo pudiera cobrar forma bajo el concepto de la inmersión; razón de peso para comprender por qué la coyuntura de los festivales de música siempre se presta a este tipo de acciones. Y en la última edición del Primavera Sound Madrid y el Sónar Festival de Barcelona, el estudio Casa Antillón nos lo ha demostrado con creces en el pabellón que confeccionaron para la firma TOUS.
Casa Antillón sueña el pabellón TOUS
Siguiendo la línea del atrezo del cine western, esta arquitectura itinerante se levantaba a modo de valla publicitaria en tres dimensiones. Desde la fachada se señalaba el juego de letras y relieves que iban revelando el nombre de la marca en un rosa de estética muy render. Su disposición recordaba a aquella tienda de Prada que Elmgreen&Dragset levantó en mitad del desierto de Chihuahua (Texas), solo que aquí sí se podían traspasar sus muros. Precisamente, las dos aberturas de distinto tamaño a lo largo del naming nos instigaban a cruzar la barrera con un sentimiento similar al que Alicia experimentó cuando halló la madriguera del conejo.
Al adentrarnos nos topábamos con un paisaje velado, lleno de nubes que impregnaban las paredes textiles con cierto matiz de transparencia. Mientras, la cubierta del habitáculo empleaba un tejido microperforado opaco para paliar la crudeza del viento. Todo el ingenio de los arquitectos de Casa Antillón en elaborar una instalación efímera de andamios —fácilmente desmontable para multiplicar sus usos— se complementaba, además, con la inserción de tres piezas esculturales en medio de un patio abierto al cielo. Tres joyas plateadas —un oso, una flor y un corazón— que rendían homenaje al imaginario del sello TOUS y se presentaban grandes y distorsionadas tras haber pasado por el espejo cóncavo del subconsciente.
Ese espejo que los arquitectos Emanuel Álvarez, Ismael López, Marta Ochoa y Yosi Negrín parecen haberse acostumbrado a manejar con una destreza lúcida en todos sus trabajos. Porque cansados ya de tanta vigilia, quizás lo único que nos apetezca sea dejarnos llevar por la música y perdernos en otros mundos sin la necesidad de tener los ojos cerrados.
En este enlace puedes leer más sobre otros proyectos de Casa Antillón.
4 jóvenes arquitectos: Emanuel Álvarez, Ismael López, Marta Ochoa y Yosi Negrín.
Para festivales de música como el Primavera Sound Madrid y el Sónar Festival de Barcelona.