En el cementerio de Pardesiya, al norte de Tel Aviv, se levanta esta especie de santuario dedicado al diálogo entre este mundo y el más allá. Así lo declara el arquitecto Ron Shenkin, autor de este pabellón sobrio, oxigenado de ornamentos y diseñado por su estudio en 2015. La estructura es sencilla: unos ligeros soportes de acero con forma de árbol y un manto de hormigón, solo atravesado por un roble centenario. La metáfora se hace evidente. La obra de Ron es una reflexión del ciclo vital: nacer, crecer, caer. Y su manifiesto es gris claro y rotundo: sobre la vida pesa la muerte, pero emerge la fe.