OODA es una oficina compuesta por cinco arquitectos educados en la Escuela de Oporto. Con una visión arquitectónica similar, al finalizar sus estudios emprendieron una aventura laboral fuera de Portugal hasta que regresaron a la ciudad lusa para fundar su propio proyecto creativo y profesional. Hemos tenido la oportunidad de conversar con ellos para que nos relaten su manera de “aunar lo regional con lo global y lo local con lo internacional” en cada una de sus obras.
Arquitectura portuguesa de mirada internacional
El punto de partida del estudio portugués OODA se encuentra en la rigurosa y sólida formación académica de sus integrantes y en la necesidad de dotarla de una nueva ambición, ligada a las posibilidades del mundo contemporáneo. OODA plantea la profesión de arquitecto como un intercambio de ideas donde el concepto de “negocio” se aborda sin complejos. Con una estructura de trabajo horizontal, desmontan las jerarquías convencionales y fomentan los diálogos activos y la colaboración con maestros como Souto de Moura o Kengo Kuma. Por ello abordan con la misma trascendencia una vivienda que las infraestructuras públicas, siempre buscando la especificidad y la condición única del proyecto.
ROOM Diseño. – OODA nació como una respuesta a contracorriente.
OODA. – Cuando estalló la crisis económica en 2008, nosotros estábamos trabajando fuera de Portugal, en el estudio de Zaha Hadid en Londres y en el de Rem Koolhaas en Róterdam. Desde el pleno convencimiento de que los tiempos de crisis son tiempos de oportunidades, pensamos que esa situación nos brindaba la coyuntura óptima para abrir nuestro propio despacho en Portugal. No regresábamos para adoptar la arquitectura de pequeña escala y expresión contenida que caracteriza el lenguaje de la Escuela de Oporto, sino para aportarle esos otros ingredientes con los que nos nutrimos y enriquecimos durante nuestra experiencia en el exterior.
ROOM Diseño. – Hicisteis de Oporto vuestra base para trabajar globalmente. Y empleo aquí la palabra “base” en dos de sus sentidos posibles: Oporto como escuela de arquitectura y base primordial de vuestro conocimiento, y Oporto como centro base de vuestro despacho. Fundáis OODA y la primera propuesta que lleváis a cabo no es un edificio, sino un extenso libro titulado Business Plan.
OODA. – Escogimos ese título con cierto ánimo de provocar. Lo habitual es que los arquitectos no cuenten con un plan de partida, pero en nuestro caso estaba muy definido desde el principio. Sabíamos muy bien cuándo y cómo llevarlo a cabo. Business Plan es una especie de guion. En la primera parte exponíamos nuestra visión sobre la arquitectura portuguesa. Destacábamos sus cualidades, pero también señalábamos sus problemas; planteábamos una comparativa de la arquitectura a nivel mundial; indicábamos nuestras referencias en términos de lenguaje y dentro de la disciplina… Elaboramos también unos capítulos en los que describíamos nuestro recorrido en la profesión hasta ese momento y otros en los que analizábamos los perfiles de otros estudios que estaban surgiendo por aquel entonces, como BIG, que nos ayudaban a presentar el nuestro a futuros inversores: el público al que dirigíamos esta publicación.
Business Plan fue nuestro primer esfuerzo conjunto y nos trajo los primeros encargos para construir obras. Con él pudimos poner de manifiesto que teníamos muy clara la dirección de nuestros objetivos y argumentar en qué consistía esa específica diferencia mediante la que queremos singularizar nuestra arquitectura. El libro era como una piedra lanzada hacia adelante, señalando un camino que ha ido abriendo direcciones y relaciones que en aquel entonces no podíamos prever.
ROOM Diseño. – ¿Y cómo se sincretizan las lecciones aprendidas al lado de Koolhaas y Hadid con las de la Escuela de Oporto?
OODA. – La experiencia en OMA ha revertido de una manera muy productiva en los procesos que hoy desarrollamos en OODA. OMA participa en numerosos concursos y está integrado por un equipo multidisciplinar que desarrolla la arquitectura de una forma muy objetiva, mientras que el planteamiento de Zaha Hadid Architects es muy singular, no puede replicarse. Desde el punto de vista disciplinar, el principal aprendizaje adquirido en su estudio fue cómo articular una marca.
ROOM Diseño. – ¿Es posible desligar hoy el concepto “marca” de las connotaciones peyorativas que obtuvo durante ese reciente periodo de la arquitectura-estrella?
OODA. – Solo unos pocos arquitectos alcanzan el estatus de “marca”. La mayoría son prestadores de servicios, una labor que desarrollan con corrección y profesionalidad. Cada país cuenta con los suyos, pero hay algunos que trascienden las fronteras nacionales y se transforman en un sello internacional. El modo de actuar y comunicar de estos últimos es distinto al del arquitecto prestador de servicios. Queremos que OODA sea una marca, que sea una oficina que atraiga cada vez más talentos diferentes y un nombre que encapsule una idea de calidad y diversidad.
OODA y su aprendizaje junto a los maestros
ROOM Diseño. – ¿Cómo es la carrera de fondo hacia vuestra meta de internacionalización y la consolidación de esa identidad singular que habría de asociarse inmediatamente a OODA?
OODA. – Fue muy trascendente la formación adquirida en la Escuela de Oporto; también el hecho de vivir en un país donde la presencia de figuras tan potentes como Alvaro Siza, Eduardo Souto de Moura, Aires Mateus o Carrilho da Graça es tan intensa o esos aprendizajes en el extranjero. Pero nuestra verdadera formación ha sido la que hemos adquirido trabajando en nuestro propio despacho.
A lo largo de estos quince años hemos tomado parte en un centenar de concursos. Y cada uno de ellos constituye una oportunidad para conocer una nueva cultura, improvisar, mejorar en el uso de las herramientas y el desarrollo de los procesos, poner a prueba más condiciones… Con cada oportunidad tratamos de perfeccionarnos a nosotros mismos, pero consideramos fundamental el hecho de que siempre hemos hecho esos concursos en asociación con otros arquitectos. Hemos trabajado con Eduardo Souto de Moura, Bjarke Ingels, Cristina Aguedes, Kengo Kuma… y todas y cada una de las conversaciones que han posibilitado estos encuentros han supuesto un aprendizaje.
De la misma manera, el intercambio diario que inevitablemente se da en una oficina donde se encuentran varios socios es una fuente incesante de revelaciones y progreso. Nos incentivamos mutuamente de manera constante, algo que tiene como resultado un proceso muy sólido y potente para madurar las ideas. Esto hace que, cuando presentamos un proyecto ya está muy afianzado —aunque aún se halle en un estado intermedio—, dado que ha pasado por un canal de opiniones con diferentes puntos de vista.
ROOM Diseño. – Con Eduardo Souto de Moura trabajásteis codo con codo para el concurso del Art Mill Museum en Doha.
OODA. – Algo que en broma acostumbramos a decir es que, en el hipotético caso de poder escoger a los padres de los que nos gustaría ser hijos, elegiríamos sin duda a Eduardo Souto de Moura y Jacques Herzog.
Apreciamos y admiramos profundamente a Eduardo: cosmopolita, cultísimo, con la base de una arquitectura muy delicada… Quizá le faltaría el arrojo y la ambición que admiramos en Herzog. Tanto uno como otro mantienen una relación muy fuerte con su familia y sus amigos, residen en una ciudad pequeña y han desarrollado una importante trayectoria profesional sin salir de ella. Ambos nos confirman que es posible llevar adelante el tipo de trayectoria a la que aspiramos, sin que eso suponga sacrificar nuestra vida personal y familiar ni establecernos en una gran capital.
El concurso para el Art Mill Museum fue nuestra primera oportunidad de colaborar con Eduardo: dos días enteros cada semana a lo largo de cuatro meses. Es como haber hecho un doctorado. En esas jornadas conversábamos de tú a tú, disfrutando de un whisky, hablando sobre Miles Davis… Esto es la realidad del aprendizaje, y es algo que jamás podría suceder cuando trabajas en un estudio tan masificado como el de Zaha Hadid. Hemos podido mantener este tipo de vínculo con Kengo Kuma, Francisco Vidal Campos, João Pedro Serôdio, etc. Esos diálogos e intercambios nos han permitido ampliar nuestras nociones acerca de lo que es auténticamente fundamental en nuestra disciplina. La arquitectura es pensamiento y, cuanto más se refina, más profundo se vuelve y mejor se logra unir las ideas.
ROOM Diseño. – Uno de vuestros edificios recientemente finalizados es la ampliación de la Fundación Gubelkian en Lisboa, que habéis realizado junto a Kengo Kuma.
OODA. – Hemos desarrollado dos proyectos muy importantes con Kuma. Es un arquitecto con una enorme sensibilidad para comprender lo local y la comunidad, que presta una inmensa atención a los materiales. Mantenemos una química de trabajo muy interesante y productiva. Lo primero que hicimos juntos fue Matadouro, donde la autoría se reparte al 50%; algo que ha sido muy importante para nosotros, no solo porque el cliente sea la institución más prestigiosa de Lisboa, sino porque tiene un carácter público. Esto nos emociona porque más del 70% de los proyectos que actualmente estamos realizando están destinados a un uso privado. Matadouro, Liga Portugal HQ o CAM de Gubelkian —donde somos arquitectos asociados— son propuestas públicas que vemos como oportunidades para crecer y abrirnos a un diálogo con la comunidad, que debe ser plural y abierto, no exclusivamente centrado en nuestro discurso.
La experimentación como visión arquitectónica
“Vivimos en la era del jardín, no de la arquitectura”, afirma Kengo Kuma en relación a ese recién concluido edificio del CAM de Gulbenkian. Junto al japonés, OODA está construyendo también su reto más ambicioso hasta la fecha: el Matadouro, una refuncionalización del antiguo matadero industrial de Oporto, con una superficie de 22 000 m2. Se trata de una serie de naves que acogerán diferentes usos culturales y administrativos, unificadas bajo una gran cubierta para “lograr calidez y energía vital”.
También en Oporto, la transformación de una antigua conservera en laboratorio médico de alta tecnología brinda a OODA la oportunidad de crear un interesante plan de vivienda colectiva, concebido como contenedores que se apilan sobre la antigua estructura preexistente. La versatilidad de OODA se concreta tanto en buenas residencias asequibles, como las de Torre 15, o de lujo, como las de la Torre Miramar. Obras que insisten en entretejer lo local con el espíritu de lo global.
ROOM Diseño. – Ahora mismo tenéis dos encargos importantes en marcha en Albania: las Torres Hora Vertikale y la sede de Klan TV en Tirana.
OODA. – Son dos obras de gran escala en una ciudad a la que ahora mismo están llegando todos los arquitectos de relevancia mundial. Tirana va a convertirse seguramente en un gran museo al aire libre de arquitectura contemporánea como consecuencia de un peculiar ecosistema. A diferencia de lo que sucede en el 99% de países, al frente del gobierno de Albania no hay un abogado o un economista, sino un artista que comprende que la arquitectura, además de ser una herramienta de promoción, puede ayudar a evitar que en un país de enorme potencial geográfico y demográfico suceda lo mismo que el sur de Portugal, donde hay más construcción que arquitectura. En Albania, un curador se encarga de velar porque toda construcción vaya a tener unos buenos niveles de calidad.
ROOM Diseño. – Las nuevas tecnologías y métodos de trabajo —también muy ligadas a cambios de paradigmas sociales y culturales— están transformando la arquitectura. Es importante, como signo de este cambio, vuestra firme voluntad de romper con esa especie de endogamia y elitismo que ha abierto una brecha entre arquitectos y sociedad.
OODA. – No tenemos miedo. El héroe camina por delante de todos los demás. Esa actitud permite experimentar aún más, cuestionar más, discutir más, insistir en buscar otros senderos cuando se pongan sobre la mesa opciones que parecen las más claras y evidentes. Estamos llevando a cabo de un modo más plural esa forma de globalización que estamos planteando. Pertenecemos a una generación que se permite cometer errores, que acepta el aviso sobre un error por parte de un arquitecto de mayor edad y, a la vez, es muy consciente de los motivos que hay tras sus decisiones.
ROOM Diseño. – Pero este vínculo tan activo e intenso que mantenéis con arquitectos como Souto de Moura o Kuma evidencia una cierta forma de enlace entre generaciones precedentes y la vuestra.
OODA. – Podríamos compararnos con los árboles: cambiamos las hojas, pero mantenemos las raíces. Para cualquier persona es enriquecedor salir de su entorno y viajar. Eso supone experimentar, buscar los errores propios y después regresar a tu hogar. Nosotros solamente innovamos cuando no tememos equivocarnos. El vértigo que provoca esa ansia de enfrentarte constantemente a lo desconocido y arriesgar es imprescindible, y ese sentimiento es fundamental para nosotros.
Cada nuevo viaje, cada aprendizaje es algo que hacemos para nosotros, pero también para nuestras propias familias y esa otra que hemos creado juntos. Sentimos necesario ser primero personas y, después, hacer arquitectura. Un buen ejemplo de liderazgo solo puede darse a través del propio empeño continuado en progresar, en innovar a través de ti mismo y tu propio autodesarrollo y en la voluntad de alentar un crecimiento en conjunto.
Los dos desafíos que ahora mismo encara OODA son la internacionalización de su marca y la investigación y el desarrollo tecnológico con la industrialización y la impresión 3D, para lo que están desarrollando alianzas con diferentes universidades. Un equipo de arquitectos determinados a poner con firmeza un pie en el futuro de la disciplina, sin perder su anclaje en la tradición a la que se deben.
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