Con la apoteosis de diseño que estamos viviendo, los lugares de trabajo han dado un paso más allá y empiezan a incorporar áreas de diversión para sus empleados. La oficina ya no es un búnker oscuro y claustrofóbico, sino un espacio donde el trabajo alterna con el ocio y el relax. Lo lúdico llega a la arquitectura y la fórmula parece ser rentable a las empresas.
Oficina de Google. Zúrich, Suiza. Camenzind Evolution Studio
Sin duda, en esta oleada de espacios de trabajo cools, divertidos y ultradiseñados, las oficinas de Google en Zúrich han marcado un punto y aparte. Y no sólo porque dispongan de toboganes, de barras de bomberos para bajar al comedor, de chill-out con acuario, de billar, de salas de masaje, de futbolín o de salas de reuniones con forma de iglú; no sólo porque te puedas llevar a tu perro, o porque puedas trabajar con el portátil en cualquier área del edificio… sino porque todas las zonas, lúdicas o de trabajo, han sido concebidos siguiendo un criterio estético totalmente libre y abierto. De hecho, el mismo estudio, Camenzind Evolution, contó con la opinión de los más de 300 ingenieros que trabajan en Google-Zúrich para la confección del interiorismo. Y el resultado final está más allá de tendencias, porque esta oficina es en sí misma un ejercicio de tendencia.
Pero detrás de este interiorismo “juguetón”, hay una estrategia laboral bien clara: provocar en los Googlers (así se conoce a sus trabajadores) la interacción de energías y sinergias. El planteamiento es que de una conversación pueden salir buenas ideas para la empresa ya sea en la mesa de trabajo, en el futbolín o en el chill-out. Por eso hay repartidas por todo el edificio pizarras donde apuntar. Porque no nos engañemos, a pesar del aspecto relajado de Google, a pesar de que los trabajadores se marcan su propio horario y entran y salen cuando quieren, todos tienen plazos de entrega para sus proyectos y han de cumplirlos. Según la empresa, es más fácil generar entusiasmo y buenas ideas en un espacio de trabajo informal que un entorno laboral rutinario, cerrado y predecible. Y hasta ahora, a Google no parece irle muy mal.
Oficinas de Lego. Billund, Dinamarca. Bosch & Fjord
En Bosch & Fjord, estudio localizado en Copenhague y dirigido por Rosan Bosch y Rune Fjord, el punto de partida de los proyectos es básicamente el arte como una forma lúdica de enfrentarse a la vida. Sus trabajos suelen combinar arquitectura y artes visuales. De hecho, esta pareja de interioristas entienden la creación como una forma de mejorar la vida. Por eso no ha de extrañar que a la hora de concebir esta oficina apostaran por espacios abiertos y coloristas.
El cuartel general de la empresa danesa Lego (cuyo nombre significa, por cierto, juega bien), tenía que ser, según los arquitectos, un lugar dinámico y, desde luego, alejado de la oficina-búnker. Todo el edificio y todas sus áreas tienen un punto diáfano que se percibe desde la misma entrada y que está pensado para el bienestar de los trabajadores. El hall, como se ve en la foto, es de por sí otro concepto. La entrada se encuentra más cerca de una cafetería que de una recepción fría que marca la frontera con el cliente. De hecho, la recepción forma parte de la misma mesa, grande y orgánica, en la que los empleados pueden estar almorzando o tomando un café. Una manera muy personal de dar la bienvenida al visitante.
El edificio dispone de trece salas diferentes según el tipo de reunión y según el tipo de aspecto que se vaya a desarrollar dentro: comercial, económico, creativo… Dependiendo del grado de seriedad, el mobiliario y el interiorismo van en una dirección o en otra, aunque siempre con un toque visualmente estimulante. Y lo vemos en uno de esos espacios donde la hierba y el cielo se hacen protagonistas. Para acabar, sólo añadir que el perchero-instalación de la imagen inferior demuestra la voluntad de Born & Fjork por combinar lo lúdico y lo artístico.
Naked. Londres, Inglaterra. Household
Hace casi tres años la agencia de publicidad Naked buscaba una nueva delegación al oeste de Londres. Con clientes como Orange, Honda o Prada, Naked necesitaba ampliar sus oficinas y, para ello, quería un lugar cálido, acogedor, pero con algo de extravagancia. Y en el estudio británico Houselhold lo vieron claro: diseñarían un local que fuera, según sus propias palabras, “como volver a casa por Navidad”. En este sentido, se buscó una decoración recargada, levemente excéntrica, como de casa de campo inglesa decimonónica: lienzos realistas de animales, sillones de terciopelo, destellos taxidermistas… Todo ello alternado con apuntes contemporáneos como vinilos florales, alfombras de color intenso o sillas de trazo orgánico. Una combinación de elementos que le diera al conjunto un toque irónico y que lo convirtiera, como apunta el equipo de Houselhold, en un lugar de trabajo descaradamente chic.
“Nos gusta crear lugares, dicen desde el estudio, que pongan a la gente en movimiento, que la estimulen, que la dinamicen”. En Houselhold saben que un espacio ha de generar entusiasmo si se quiere conseguir entusiasmo en las personas que lo habitan, en este caso, los empleados de Naked. Porque, como en el resto de estos proyectos, se busca estimular la capacidad creativa de los trabajadores, sobre todo en una agencia de publicidad donde generar ideas es el pilar de la jornada laboral
Por supuesto, en Naked se alternan los lugares de trabajo con los de relax. De hecho, aunque sin los excesos de Google-Zúrich, también aquí se habla de diversión, literalmente “fun in the office”. Por cierto, el proyecto ha recibido diferentes galardones, entre ellos el Design Week Awards 2007 al Mejor Lugar de Trabajo.
ANZ Breakout & Learning Centre. Melbourne, Australia. Hassell
En Australia se están desarrollando proyectos arquitectónicos e interioristas de resultados avanzados y emocionantes. El eurocentrismo cultural empieza a tener en el país índico una referencia importante como lo demuestran la casa en Cape Schank (pág. 108 de este mismo número) o este centro de formación para empleados de banca. Un trabajo, este último, que ha sido realizado por los arquitectos de Hassell y que dice mucho de sus clientes, el banco australiano ANZ.
Una de las claves del proyecto fue dejar de lado los colores corporativos y el mobiliario estandarizado propio de este tipo de oficinas. Frente a esto, el punto de partida fue hacer del verde el elemento cromático dominante, un color poco habitual en espacios de trabajo convencionales. Pero, claro, ANZ Breakout & Learning Centre no es nada convencional. El local, en doble altura, se articula entorno a una escalera que más que eso es una escultura con formas ramificadas (El árbol de la sabiduría), en cuya base domina un inmenso pie que podría estar firmado por Igor Mitoraj. Repartido por todo el establecimiento, domina un mobiliario nada habitual en un espacio relacionado con un banco.
Hassell lleva en funcionamiento desde 1938. Ya desde sus orígenes el estudio estuvo vinculado a una arquitectura contemporánea en la que integrar la tecnología como parte de los proyectos. Un currículum que los ha llevado por todos los territorios de la arquitectura, aunque probablemente con ANZ Breakout & Learning Centre han dado un paso hacia delante en su atrevimiento creativo.
Red Bull/Engine. Londres. Inglaterra. Jump Studio
No sabemos si el tobogán como forma de bajar más rápido de una planta a otra acabará siendo tendencia en la arquitectura actual. Pero es un recurso usado en el hotel Barceló de Málaga, en Google-Zúrich y también aquí, en la sede central de Red Bull en Londres. Una propuesta muy en la línea de la excitación y de la adrenalina que vende la marca. De hecho, conceptos como adrenalina e hiperactividad fueron las referencias que tomaron Jump Studio a la hora de concebir estas oficinas: también sus arquitectos creen que un interiorismo dinámico genera energías dinámicas.
Jump Studio son conocidos por su tendencia a los interiores casi teatrales y por utilizar materiales industriales con fines arquitectónicos. Ubicados en la capital británica, en Jump Studio entienden el diseño y la decoración como algo que rompe las fronteras entre disciplinas creativas. Por eso suelen trabajar con creadores arriesgados dentro de la moda, del arte o de la antropología.
Para Red Bull-Londres apostaron por formas suaves y sinuosas y por colores brillantes con un buen contraste sobre blancos y grises metálicos. Frente a otros proyectos recogidos en el reportaje, Red Bull-Londres no se avergüenza de recurrir a un minimalismo marcado que, sin embargo, se desvanece en un cromatismo sutil pero atrevido. El mobiliario contemporáneo termina de perfilar las tres plantas de este edificio del siglo XIX. Por supuesto, no faltan las mesas de ping-pong, el área lounge o salas de reuniones de diferentes tamaños e interiorismos. A destacar la sala de conferencias: una gran escultura curva, un búnker orgánico cerrado sobre sí mismo, cuyo techo acaba funcionando también como suelo.