Reinventar el espacio urbano, dar voz a los artistas para que dialoguen con el entorno e invitar a la participación lúdica de ciudadanos y visitantes son los valores que Nantes erige como su gran fortaleza y atractivo.
Arte contemporáneo y vegetación para revitalizar una ciudad
Singularizarse y tener un reclamo de atractivo coherente y sostenible es un afán por el que muchas ciudades navegan en pos de una diversificación turística. Pero lo importante es que lo que viste y calza no sea solo for export, sino parte de una idiosincrasia que favorece el día a día de quienes viven en ese lugar. Ese es el gran logro de Nantes: la urbe gala a orillas del Loire, que ha sabido sacar partido de un gran nodo de clasicismo, contemporaneidad y vanguardia. En constante mutación, sus edificios, parques y trazados van reconfigurándose, ampliándose y abriéndose al río, a la vez que se rescatan áreas e inmuebles para ofrecer nuevas oportunidades al entorno y a los habitantes.

Así es como conviven callejuelas, calzadas adoquinadas y plazas medievales con senderos ganados para largas caminatas y bicicletas. O casas tradicionales que dejan ver entramados de madera o piedra y que, a unos pasos, dialogan con palacios señoriales y arquitecturas punteras. Una historia rica y diversa que se refleja en los distintos distritos y en su planta urbanística. Como en el barrio de la estación, donde un nuevo complejo inmobiliario se erige en torno a la imponente estación de tren (La Gare), firmada por el arquitecto Rudy Ricciotti. O en el Parc des Chantiers (Parque de los astilleros), un barrio nuevo y creativo hacia el oeste, donde las instalaciones del pasado naval y marítimo se han recuperado.

Toda esta conjunción tiene eco en el Nantes de hoy. Una ciudad que hace gala de efervescencia vital, económica y cultural, y que vive orgullosa de la apuesta que inició en 1987, cuando cerraron sus astilleros y se vio obligada a reiventarse. En ese momento dibujó un futuro ligado, no la industria naviera —que sirvió como gran bastión durante tantos años—, sino a la cultural. El arte, el diseño, el paisajismo, las zonas vegetalizadas de circulación, la movilidad sostenible y una mirada ecológica y solidaria transformaron la fisonomía identitaria del territorio y de su gente, abriendo un horizonte que no parar de crecer. No por nada Julio Verne es su ciudadano más ilustre y parte de ese espíritu imaginativo ha inspirado este camino e iniciativa. Nombrada Ciudad Verde Europeaen 2013 y Destino Innovador Sostenible en 2022, Nantes cuenta con 100 jardines urbanos y más de 1000 hectáreas. Además, tiene en marcha un amplio plan de parquización vegetal con el objetivo de convertirse en una capital totalmente sostenible.

Reconversión ejemplar de Nantes
Tres décadas de inversión cultural y urbanística han dado forma a un ejemplo de convivencia institucional y social, y también a un destino único para viajeros que buscan algo más. Causa de este logro es que, en 2011, Nantes creó una estructura única en Francia: Le Voyage à Nantes, un concepto turístico que desarrolló un recorrido artístico y monumental que lleva el mismo nombre. Con el término Voyage, Jean Blaise —su creador, director, gran gestor— quiso fomentar prácticas “que estimularan la curiosidad, el conocimiento y el descubrimiento de la ciudad, y no solo a través del acercamiento a su patrimonio”.

Esto quiere decir que este circuito, físico, experiencial y emocional, invita a descubrir la oferta de Nantes “de forma inteligente y activa”. Un itinerario de obras e intervenciones al aire libre ubicadas a lo largo del Estuario de Nantes a St Nazaire, que se enriquece y rediseña cada año con un festival de verano que aporta nuevas propuestas.

Sorpresas al aire libre y arquitectura de autor
En Nantes, la imaginación se deja llevar a partir de una línea verde de 18 kilómetros que guía al visitante por sus principales monumentos patrimoniales, mientras se van descubriendo creaciones que salpican un trayecto original que democratiza y acerca el arte a la gente de manera natural, accesible y gratuita. Esa misma línea cruza el río hasta la Isla de Nantes y el Barrio de la Creatividad, donde algunos de los viejos astilleros y almacenes se han convertido en espacios culturales y gastronómicos; esto hace que la calle y los muelles sean un punto de encuentro y participación en constante ebullición.

En este contexto se acogen también las universidades de diseño y arquitectura, startups y edificios de estudios de renombre: los juzgados de Jean Nouvel, Zero Newton de Eduardo Souto de Moura, la Escuela de Arquitectura de Lacaton & Vassal, la Escuela de Bellas Artes —ex Almacenes Alstom— de Franklin Azzi Architectura, el puente de Barto + Barto, el Manny —iniciativa de la Euridis Business School— y La Fabrique de Tétrarc. Todo ello genera un polo que igualmente conforma el itinerario de Le Voyage à Nantes, ya sea por su propio valor proyectual o porque una intervención artística permanente o temporal se halla en su fisonomía.

En esa colección con más de 130 obras —visitable todo el año—, el Estuario del Loira Atlántico (Estuaire Nantes – Saint Nazaire) tiene una posición predominante por su objetivo de proteger el paisaje natural y revitalizar las distintas zonas. Por 60 km del Estuario, se distribuyen 33 piezas de grandes artistas contemporáneos: Jean Prouvé, Mrzyk & Moriceau, Daniel Buren, Angela Bulloch, Jimmie Durham, Huang Yong Ping, Erwin Wurm, Jeppe Hein o Roman Signer. El propio pueblo de Saint Nazaire, con sus grandes naves industriales vacías —pero con grandes posibilidades de rehabilitación y usos— apunta maneras para volverse un interesante polo de atracción futuro. en De ese modo la periferia demuestra, una vez más, que puede ser el centro.

VAN 2025. El festival de la renovación constante a cielo abierto
El festival Le Voyage à Nantes (VAN) —que engloba multidisciplinarmente arte, arquitectura, diseño, gastronomía, poesía, música y medioambiente— se celebrará del 28 de junio al 31 de agosto de 2025 bajo el lema La Extrañeza. Una referencia, quizás, a lo que el caminante flaneur puede encontrar en su recorrido errante: lo distinto, lo que interpela, lo inquietante. Esta edición suma proyectos para descubrir obras de Flora Moscovici, Romain Weintzen, Ivan Argote, Eléonore Saintagnan, Willem de Haan, Prune Nourry, Laurent Tixador, Aurélie Ferruel & Florentine Guédon, Maison Pelletier & Ferruel, etc.

Y, a esta celebración, se suman actividades paralelas que engrandecen su programación, sobre todo en el ámbito de museos y galerías. En el Museo de Bellas Artes de Nantes se podrá ver hasta el 31 de agosto Electric Op. Del Pop art al arte digital: una muestra sobre los 60 años de creación óptica y electrónica, a través de pinturas, esculturas, vídeos y dibujos generados por ordenador e instalaciones digitales. Hasta septiembre, la Hab Galerie presenta la exhibición ¿Cuánta tierra necesita el hombre?; un conjunto de trabajos de Gloria Friedmann, creadora alemana afincada en Francia.

Por otro lado, a partir de la reforma del arquitecto Patrick Bouchain, la antigua fábrica de galletas Lu ha renovado sus salas y sus fines, convirtiéndose en Le Lieu Unique: un centro cultural de exploración artística, punta de lanza de la creatividad local e internacional. Allí podrá visitarte la instalación In Silentio, una conversación experimental entre la artista visual y tejedora Jeanne Vicerial y la filósofa Claire Marin. Y como colofón, desde el 28 de junio al 7 de septiembre se tendrá la oportunidad de ver en el Castillo de los Duques de Bretaña (actual Museo de Historia de Nantes) la exposición Hokusai (1760-1849). Un centenar de pinturas de Katsushika Hokusai centradas en temas clave de su vasta producción artística.
