Campo Baeza supo atrapar el horizonte de la playa de Tarifa sobre la terraza de la Casa del Infinito. El triunfo del paisaje en la cubierta hacía que el resto del volumen ─una caja de 20 metros de ancho por 36 de fondo─ quedase integrado en un entorno tan delicado. Mold architects se enfrentan al mismo problema para resolver N Caved en la isla de Serifos. ¿Cómo puede incorporarse todo el programa de una vivienda entre las rocas de la costa griega?
El espíritu del paisaje mediterráneo
Conservar la esencia de un lugar puede convertirse en una obsesión cuando el contexto tiene tanto que decir. El estudio griego opta por proponer un ejercicio inserto en el acantilado. El objetivo es camuflar el impacto que supondría una construcción de 350 m2 sobre la pendiente escarpada y proteger ese mismo volumen de la fuerza del viento del norte.
El proyecto se extiende sin sobresalir de la rasante del terreno. La inclinación hace que la residencia tenga que dividirse en dos partes para minimizar la profundidad de la excavación sobre una ladera que se intuye colmatada de roca. Este planteamiento parece algo excesivo si pensamos que, para que todo permanezca oculto, la huella sobre el suelo ─y en cierto modo sobre el territorio─ se multiplica.
Los esfuerzos por mermar ese rastro se centran en buscar una estrategia para integrar la pieza en el desnivel. Mold Architects interviene sobre las texturas de las cubiertas y de los muros de contención para conseguir que la nueva topografía se perciba como una continuación de la existente. La presencia de la propuesta se reduce a las aperturas necesarias para permitir la vista de las estancias o una ventilación cruzada tan mediterránea como el propio paisaje.
La casa mediterránea bajo tierra
El interior se adapta a este esquema fragmentado y los volúmenes organizan los usos para actuar casi de manera autónoma. Los espacios imprescindibles para que la vivienda funcione ─sala de estar, cocina, baño, dormitorio en suite y terraza con piscina─ se introducen en la planta intermedia, y la circulación se resuelve con una doble altura perpendicular a la pendiente.
El resto de habitaciones de esta casa mediterránea se encajan en el piso superior unidas únicamente por una escalera que salva la diferencia de cota. El programa se completa con una suite adicional situada un nivel por debajo del principal. Una zona sin comunicación con el resto para ganar privacidad y poder albergar otras utilidades ─un área de trabajo o un pequeño apartamento de invitados─ independientes a la actividad de la casa.
Integrarse a toda costa en el paisaje mediterráneo
El diálogo con el entorno resulta mucho más enriquecedor cuando se sugieren formas de interactuar con él. N Caved trata el enclave con un respeto desmesurado, casi con miedo. El edificio queda a merced de una topografía que alarga las circulaciones y que dificulta su funcionamiento a pesar de estar manejadas con habilidad. A cambio se obtiene un objeto invisible, anclado entre las rocas, un refugio que lucha con todas sus fuerzas por ser parte del paisaje mediterráneo.
La casa está construida en la isla griega de Serifos.
N Caved se inspira en la arquitectura vernácula mediterránea.