Aprisionados en unas hormas concretas dejamos caer el peso de nuestros cuerpos, pero no las inquietudes que los sostienen. Desde la visión del art design se idean nuevas expresiones y vías para escapar de esa costumbre acérrima de seguir haciendo lo que todo el mundo acepta. Sergio Sesmero, alumno de Diseño de Producto de la escuela ESNE Madrid, ha desarrollado en su Trabajo Fin de Grado una propuesta rompedora: una silla, una escultura o, quizás, un trozo de memoria.
Diseño brutalista de formas delicadas
Este asiento, realizado con Concrete Canvas o manta de concreto, plantea una clara dicotomía en su silueta. La robustez del hormigón se torna delicada en su rugosa y cuidada forma. Su estética brutalista deja entrever el afán por concebir una tela que se posa de manera inesperada y se moldea a sí misma. “He creado un concepto que responde a preguntas, pero a su vez genera otras nuevas, un diálogo entre contrarios que se encuentran en un punto común y en un mismo espacio, algo similar a lo que está y debería de ocurrir en la situación de la sociedad actual”, afirma su autor.
Sergio Sesmero. Investigación y misterio
Este alumno de ESNE Madrid, premiado anteriormente en los Red Dot Product Design Award 2019 por el proyecto Wallbox Cooper—un innovador cargador para vehículos eléctricos—, conoce la tradición del diseño y la exporta a sus creaciones. Al observar este nuevo trabajo con detenimiento, se puede encontrar en él el rastro de grandes figuras. Su estructura en un solo bloque trae consigo una reminiscencia de la silla Panton, aquel hito con tintes “espaciales” de los 60, donde se experimentó por primera vez con el plástico de polipropileno. Tal vez su profundidad depurada también funcione como eco de la silla Karuselli del diseñador finlandés Yrjö Kikkapuro. Con la diferencia de que, al sentarnos en ella, no nos hundiremos en la nieve como Terence Conran contó hace unos años para ROOM, sino en la reflexión y el misterio.
Memoria. La artesanía de la tela de hormigón
En las circunstancias presentes, con la severidad de un momento inestable se hace necesaria una amabilidad improvisada, un gesto suave que nos mire y abrace en la distancia. Memoria puede albergar diversas interpretaciones, pero sin duda una de ellas habla de la crudeza de un material y su posible conversión hacia algo más benévolo. Un asunto extrapolable a cualquier campo de la vivencia humana. Este resultado, trabajo Fin de Grado en ESNE Madrid, no es arbitrario, pues parte de su proceso creativo se llevó a cabo en mitad de todo ese vórtice social y restrictivo de la pandemia.
Acudir a la tela de hormigón suscita riesgo, aunque ser capaz de transformarla en un elemento cotidiano y funcional ajeno al ámbito constructivo es lo más valiente. Su armazón de una sola pieza, el uso de un componente poco habitual en el mobiliario y el empleo dual de la técnica de impresión 3D y la artesanía clásica en su producción, hacen de este objeto una obra sostenible y vanguardista. Una silla corpulenta cuya única intención es acogernos y aislarnos de toda la dureza que habita fuera de nosotros.