Mader Wiermann. Abstracción y teoría espacial para un mapping preciosista

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Mader Wierman. Mapping
Apollo Pavilion
Mader Wierman. Mapping
Apollo Pavilion

Holger Mader y Heike Wiermann —media artist y arquitecta respectivamente— se asemejan mucho a la luz que han llegado a dominar. Unas veces se mueven como partículas; otras, como ondas; trabajan juntos y por separado. De hecho, la dupla comparte una web que parece diseñada por el físico Erwin Schrödinger, pues en ella coexisten dos formas opuestas de ver la misma realidad. Y como buenos residentes en Berlín, se consideran una asociación libre. Como la poesía o los electrones.

Mader Wierman. Mapping
4D House
Mapping
4D House

Wiermann busca “jugar con los mecanismos de la percepción humana”, Mader quiere “crear nuevos espacios por medio del mapping, del vídeo y el sonido”. Hasta aquí nada que no hayamos oído antes. Lo que los diferencia, sin embargo, es que con sus composiciones lumínicas reinterpretan visualmente nuestro mundo cansado: infraestructuras ciudadanas, obras institucionales, edificios vanguardistas abandonados. Sus herramientas: el videoarte, la teoría espacial y una narrativa abstracta sin solemnidad.

In an other Light. Mader Wierman. Mapping
In an other Light
In an other Light. Videoarte
In an other Light

Su mayor logro es quizá el mapping preciosista con el que revivieron el Apollo Pavilion (2019), un monstruo del brutalismo vilipendiado durante toda la segunda mitad del siglo XX, un periodo que se extendió como una fiebre constructora y destructora a la vez. Afortunadamente, con él llegó también la tendencia de revisar la cultura en todas sus formas. O quizá solo fuera la certeza de que demoler y derrumbar para estar a la moda se había vuelto demasiado caro.

Mader Wierman. Videoarte
Cube
CUbe. VIdeoarte
Cube

Obras como Fast Wall (Núremberg, 2008), Folded Space (Sao Paulo, 2008), Expanded Space (Copenhague, 2009) y Shift (Helsinki, 2015) son apenas algunos ejemplos de esta capacidad para hologramar arquitectura vetusta y así resucitarla. Un arte estético e intangible que los críticos han bautizado como “no objetividad” y “espacio negativo”. Los ajenos a la academia, menos dados a los vuelos lingüísticos, dirían que se trata de un reciclaje virtual de alta gama. Y no andarían muy errados.

Es posible que ambos conceptos reverberen simultáneamente, ya que el pensamiento unívoco ha quedado atrás. Hoy la cultura asume formatos de red, de secuencias, que devienen en resignificaciones de todo tipo. Muchas de ellas forzosamente eco-friendly, como la “economía circular”. Una nueva teoría que propugna el aprovechamiento máximo de los recursos —y su reutilización cíclica— para frenar el impacto devastador del despilfarro.

Una idea que para Mader y Wiermann tiene poco de novedosa. Hace tiempo que estos artistas, vecinos del reciclado barrio de Weissensee, vienen construyendo mucho sin destruir nada, erigiendo metrópolis de luz programada y superponiéndolas a las fachadas de cemento, acero y vidrio de toda la vida. Algo que un erudito inspirado probablemente definiría como “urbanismo circular”. Y por una vez estaría dando de lleno en el clavo.

Visita la web de Mader Wiermann

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