Este año Lovisual nos trae parejas de 22 creadores y espacios comerciales; 13 espacios gastronómicos y una ciudad entera de la que disfrutar. Hablamos con Javier Peña Ibáñez impulsor y comisario del proyecto en su ciudad natal.
Javier nos cuenta que, como muchas grandes ideas, Lovisual, surgió tomando unos vinos por el centro de Logroño. Después del éxito de Concéntrico, los hermanos Niño -dueños de uno de los comercios de la ciudad- hablaban de cómo atraer al público a establecimientos locales sin recurrir a los prosaicos descuentos y promociones. Ese fue el germen de este festival que ya celebra su cuarta edición.
Diseño en el ámbito del comercio local
Lovisual saca el diseño del circuito tradicional y lo lleva al comercio local. De esa manera el comercio recibe un público que no es el suyo habitual, y sus clientes de toda la vida se acercan a estas propuestas que de otra manera pasarían desapercibidas para ellos. Un punto de encuentro fantástico que convierte Logroño en una pequeña galería durante casi dos semanas: del 1 al 10 de Octubre.
“Siempre quisimos –nos dice Javier- que esto fuera un acción seleccionada y comisariada. Por parte de los hermanos Niño, la búsqueda de los comercios; y por mi parte, la selección de creadores. La idea siempre fue que hubiera una presencia muy variada de los aspectos creativos, con propuestas ágiles.
Cuando preguntamos por el criterio de selección, Javier explica que les interesan “piezas con una aproximación más conceptual al diseño como puede ser Joel Blanco o Tornasol Studio. No hay un briefing ni una pauta, me gusta que tengan total libertad”. Todo esto me lo cuenta mientras nos tomamos un vino cerca de la castiza Plaza de Olavide (parece que el vino es el hilo conductor de todo). De las 22 propuestas, 11 son de creadores locales de La rioja, los otros 11 del resto de España, más un equipo de París (Uchronia). Además, en el Foro Lovisual estarán Pilar Riaño de Moda.es el lunes 7; Robert Storey (Londres – Nueva York) y Juan Carlos Barrón (París) el día 8; y Koln Estudio el día 11.
Lovisual 4ª edición. Más gastronomía
Respecto a la evolución de Lovisual en estas cuatro ediciones, Javier Peña lo tiene claro. “Las propuestas son más bidimensionales, se acoplan a un lienzo como puede ser una fachada. El espacio no es tan importante como la composición de la propuesta. Por eso me gusta contar con ilustradores como Elena Sanmiguel, o diseñadores gráficos Oscar Rubio, que tienen una capacidad muy potente de perturbar la imagen que del comercio se ofrece a la ciudad. La edición pasada los diseñadores gráficos funcionaron muy bien, tienen esa visión global casi de branding.”
Con el paso de las ediciones, estas disciplinas han ganado terreno a otras como la fotografía, pero la gastronomía también ha ido cobrando peso poco a poco. “Este año hemos profundizado más en el tema de diseño y gastronomía, que empezó a hibridarse el año pasado. Queríamos alguna actividad que tuviera un contacto más directo.” Por eso, el día 3 de octubre se celebrará una cena con Francis Paniego
-laureado chef riojano con varias estrellas Michelin a sus espaldas- y Álvaro Catalán de Ocón -una de las cabezas más visibles del diseño patrio-. Junto con Andrea Santamarina, se juntarán para conversar en una cena. “Ese es el formato que queremos como experiencia singular y quién sabe si eso nos llevará a nuevo derroteros de cara a un quinta edición.”
Además de esto, se han elaborado cuatro tapas específicas que se servirán durante los días que dure el festival y tres rutas gastronómicas -“Marida Lovisual”- que no sólo combinan comida con vino, sino también con ideas a través de las piezas de Yomuto repartidas en cada uno de los espacios gastronómicos adheridos al festival.
Confianza local frente al orden global
Los festivales de diseño surgen como setas en ciudades grandes y pequeñas ¿qué tiene Lovisual de particular? “Una de las cosas fundamentales del evento es que se establecen parejas entre el comerciante y el creador que de otra forma nunca se darían. Y sin embargo, esas piezas mutan de cierta manera para adaptarse al espacio. Esas relaciones no son cliente-proveedor, sino que se basan en la confianza mutua. Los comerciantes permiten que esas obras creativas se relacionen con la ciudad desde la confianza, que es lo que aporta un comercio de barrio.” Sin duda un entorno con un lenguaje y una aproximación muy lejana al de los círculos habituales en los que se suelen mostrar estas piezas.”
Nos gusta la idea de la confianza como eje central y estructurador de un festival de diseño. Es extremadamente local y personal en un mundo cada vez más individualista y globalizado. Cuando pregunto si habrá una quinta edición sonríe y explica que “cada año termina octubre y volvemos a empezar, es casi como un peregrinaje de comercio en comercio para ver quién está interesado en participar”. Una organización muy artesanal que desprende amor y dedicación a Logroño y al diseño.