En la Edad Media, la palabra universitas se refería a la comunidad de profesores que se reunía para enseñar “los saberes” en un edificio cerrado parecido a un convento. Por contra, la enseñanza superior funciona hoy día como una comunidad abierta que se extiende más allá de las aulas gracias a las nuevas tecnologías. Las bibliotecas y las salas de lectura ya no tienen la misma función, ahora que cualquier estudiante dispone de una bibliografía infinita al alcance de su pantalla.
El estudio tailandés Supermachine ha integrado este cambio en una nueva área para la Universidad de Bangkok: un lounge o un amplio salón destinado a los alumnos. En su planta baja, totalmente diáfana, destaca un enorme sofá “pixelado”, modulable y versátil: perfecto para trabajar con el portátil o la tablet o para charlar con los demás. Pero esto no es lo único sorprendente. La planta superior acoge una explosión cromática en rosa, rojo y verde lima. Allí hay una mesa de billar, una inmensa diana y hasta una sala de karaoke. Y un poco más allá, “la cueva de la lectura”.
Este diseño lúdico sigue las pautas de las grandes corporaciones actuales, que en sus dependencias incorporan atrevidas zonas de ocio para sus trabajadores. Una estrategia que las oficinas de Google convirtieron en paradigma hace apenas unos años y que en el caso de este espacio en Bangkok, tendrá sus efectos sobre los alumnos, como también lo tuvo el claustro en las universidades de los Siglos de Oro donde pululaban los estudiantes pícaros, calaveras y tuneros.
Fotos: Wison Tungthunya