Espíritu lúdico, ambición performativa y pensamiento moderno que mira al pasado. Estas son las claves que definen el trabajo de Lee Broom, el diseñador británico que en 15 años de profesión ha consolidado su propia marca con una exquisita narrativa en la que moda y dramaturgia tienen un gran peso específico.
Vemos al otro lado de la webcam a ese “chico” —no tan chico— con mono largo y nos preguntamos, ¿qué clase de obrero es? ¿Del tajo o de despacho? ¿Es Lee Broom un verdadero working man? “Bueno, este outfit es de Christian Dior, así que es una ropa de trabajo guay”, responde Broom entre risas. Y ese primer comentario ya lo define: glamour, grandeur y estilo por encima de todo. “Pero sí, disfruto manchándome las manos y participando en todas las partes del proceso. En la última colección que presenté en Milán, Divine Inspiration, me involucré en la realización de las piezas con yeso y una estructura luminosa en el interior, no solo en el diseño del modelo y la preparación. También en su finalización”.
Así, con conciencia de creador, una fuerte autoestima y una privilegiada mente comercial, nuestro entrevistado ha ido forjando una carrera de fondo: un corpus bien definido y una empresa de mobiliario, objetos, luminarias y servicios de interiorismo, con sede en Londres y Nueva York, y presencia en 250 tiendas a lo largo de 50 países.
Admirador de Tom Dixon, FormaFantasma o Sebastian Herkner y de movimientos como el surrealismo o Memphis, sus comienzos profesionales arrancan en 2007. Desde entonces, su labor ha sido tan constante y premiada que merecía una reflexión sobre todo su bagaje. Y esta ha llegado con Fashioning Design, un libro editado por Rizzoli que ratifica a Lee Broom como parte de la historia reciente, como alguien capaz de reinventar lo conocido y de conectar interiorismo, moda, arquitectura, producto y escenografía.
ROOM Diseño.- ¿Es este libro la confirmación de su consagración como diseñador inmortal?
Lee Broom.- Me encanta la idea de que mis piezas perduren para siempre. Que una persona compre alguna, la conserve y la hereden sus hijos y los hijos de sus hijos… En cierto modo, el libro cataloga mi obra y permite conocer las historias que hay detrás de ella.
ROOM Diseño.- La imagen de portada, la Hoop Chair, es muy contundente. ¿Por qué la eligió?
Lee Broom.- Desde el momento en que me vino el título a la cabeza, Fashioning Design, quería un objeto que reflejara su significado, que es, en realidad, un juego de palabras. Cuando diseñas, estás creando a partir de algo que ya existe. Ello implica mirar al pasado, inspirarse en un período concreto y presentarlo de una manera que no se haya visto antes. Por otro lado, yo vengo de la moda, que ha influido en mi producción y que ha sido mi entrenamiento. Todo lo que he hecho tiene un rastro de moda en algún lugar. Y para mí, la Hoop Chair recoge ese espíritu. Me recuerda mucho al playful design de mediados del siglo XX, y además tiene un toque fashion, porque está tapizada en rojo. Aunque probablemente yo sea más conocido por la iluminación, para mí esta silla resume mi labor de una manera muy clara: juega con formas simples y con el espacio.
“Aunque el foco principal es mi propia marca, las pocas veces que trabajo para otros es como estar de vacaciones de mí mismo. Poder proyectar mi cerebro en una dirección inesperada”. Lee Broom
ROOM Diseño.- ¿Y cómo ha sido el camino recorrido hasta ahora, recto o con bifurcaciones? Porque parece que desde sus inicios ha apuntado directamente hacia sus objetivos, sin demasiada improvisación.
Lee Broom.- El camino ha sido recto, pero también sinuoso. Lo bueno de ser emprendedor es que estás a cargo de tu propio destino. No trabajo mucho para otras marcas, así que siempre he tenido una idea muy clara de cómo sería mi perfil. Sé cuáles son mis metas en los próximos años, incluso en la próxima década, y qué es lo que quiero conseguir. Pero al mismo tiempo, soy de los que creen que debes poder desviarte del sendero trazado y estar abierto a nuevas oportunidades. Digamos que me permito hacer cambios, pero manteniéndome en la misma ruta y con un foco claro.
vROOM Diseño.- ¿Duda Lee Broom?
Lee Broom.- Siempre. Y creo que es muy sano. Pararse y preguntarse a uno mismo: “¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Esto es bueno?” Pienso que has de ser tu propio crítico. Tienes una responsabilidad como diseñador y como artista. La razón principal es que al final de día quiero estar satisfecho al 100% con lo que muestro al mundo. Soy un terrible perfeccionista, lo que es una espada de doble filo. Por un lado, es fantástico porque puedes llegar muy cerca de lo que pretendes; pero, por otro, esa actitud evita que sigas hacia adelante si te quedas estancado en ese perfeccionamiento.
ROOM Diseño.- Hablando de perfeccionamiento, sé que le gusta pasar tiempo con los artesanos. ¿Cómo es su relación con ellos?
Lee Broom.- Cuando inicié Lee Broom como marca no sabía crear ningún tipo de muebles o elementos de iluminación. Mis conocimientos eran de moda. Pero, al final, el proceso es muy similar en cuanto a concepto, búsqueda, prototipos, muestras… Por eso creo que lo que le da una emoción distinta a cada proyecto es colaborar con los artesanos, fomentar una relación que se retroalimente. Desconocer un campo concreto puede ser una verdadera fortaleza. Yo les planteo cuestiones que parecen imposibles para ellos, y ellos me dicen que llevan 40 años haciendo las cosas de cierta manera y que no cambiarán. En este sentido, mi papel es motivarlos para que ambos salgamos de la zona de confort y expandamos las ideas. Siempre he pensado que cualquier objeto puede estar hecho de cualquier material, que las posibilidades son infinitas, solo necesitas entusiasmo.
De pequeño, Broom fue actor profesional. Pasó incluso por la Royal Shakespeare Company. Ese ámbito teatral ha marcado el modo de exhibir sus obras, siempre en instalaciones con un fuerte componente visual. Además de inculcarle —como él mismo reconoce— disciplina a todo lo que emprende. Ganar un concurso de moda en su adolescencia, en donde conoció a Vivienne Westwood, fue un momento definitorio para sus siguientes pasos. De ella aprendió la importancia de la historia, el arte y la cultura a la hora de diseñar. Estudiar moda en la Central Saint Martins alimentó su interés por las siluetas arquitectónicas y esculturales. Por eso su firma, Lee Broom, nació con una clara intención performativa en donde las creaciones estáticas se transforman desafiando las percepciones del espectador.
“Hay algo que ha perdurado en mí a lo largo del tiempo: el deseo de mirar al pasado y aprender de él. Soy un diseñador fascinado con la historia más que con el futuro o la tecnología de vanguardia”. Lee Broom
ROOM Diseño.- Volviendo a Divine Inspiration, ¿surge, quizá, de su visión espiritual del mundo?
Lee Broom.- Para mí lo importante es el aquí y el ahora, entender lo que sucede alrededor, porque el presente es lo único que está ocurriendo y el futuro es una fantasía. La instalación se inspira en la quietud contemplativa y en la belleza de los edificios religiosos, y refleja cómo a mí me gusta sentirme atrapado por la luz. Nada existe sin ella.
ROOM Diseño.- El relato poético que comunican sus instalaciones busca suscitar experiencias, lograr que sus objetos parezcan flotar en el espacio como surgidos de la nada.
Lee Broom.- Me gusta provocar esa ilusión: que a la vista de la gente parezca que floten, sin ataduras entre ellos. Es probablemente lo más retador de mi labor, hacer que se vean como elementos fáciles, suaves, continuos, sin costuras, en donde la forma parece desafiar a la gravedad. Detrás hay mucho tiempo de ideación y realización. Lograrlo es un lujo para mí.
ROOM Diseño.- Se le ve en ferias y salones de diseño. ¿Cómo lidia con las obligaciones, las fechas límites y exigencias de presencia?
Lee Broom.- Es una buena pregunta, porque antes de la pandemia sentía que los shows que hacía, y que me encanta hacer, eran en cierto modo una obligación. Porque como sello propio debes estar presente. Pero después del confinamiento, me paré a pensar si realmente era necesario llevar a cabo acciones todos los años. Creo que fue un pensamiento aleccionador y muy bueno para las marcas porque ello hizo que se redujera la presión. Por supuesto que haremos presentaciones en Milán, Londres, Nueva York y en más lugares quizás, pero es más sano hacerlo cada dos años. Lo otro no es sostenible. A veces se dan a conocer piezas que no están ni siquiera a la venta o que son prototipos. Y ese no es el proceso real de un trabajo final.
ROOM Diseño.- Para acabar, y ahora que está rememorando el pasado con este libro, ¿cuál ha sido el momento más crítico de su carrera y cuál el más gratificante?
Lee Broom.- El más crítico fue navegar por este negocio, que ha crecido tan rápidamente, y sostenerlo. He pasado el Brexit y la COVID-19 manteniendo los ojos y los oídos bien abiertos, arriesgándome, pero sintiéndome seguro y siendo constante. Entre mi pareja y yo poseemos el 100% de nuestra marca, así que no tenemos la presión de inversores o compañías. Tienes que ser extremadamente creativo cuando llevas un negocio, no exclusivamente en el diseño. Y esos son retos diarios. En cuanto a aquellos momentos que han sido especiales, uno de ellos fue cuando vi por primera vez mi nombre en la parte exterior de nuestra tienda neoyorkina. Y, por supuesto, conocer a la reina y obtener el Queen’s Awards for Enterprise. He recibido muchos premios, pero este era diferente porque estaba destinado a una firma. Y ha sido un orgullo para mí. Además de estar con la reina y la familia real, ir al Buckingham Palace… Ya sabes. Estoy orgulloso de ser un ciudadano global, pero, por supuesto, estoy orgulloso de ser británico.
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