La primera exposición individual de Cerith Wyn Evans en el MAAT de Lisboa, Forms in Space… through Light (in Time), es un desafío perceptivo que obliga a redefinir cómo experimentamos el espacio y la temporalidad. Evans transforma luz, texto y movimiento en agentes activos. Lo que podría parecer simple iluminación se vuelve un campo de fuerzas, un sistema de relaciones donde ángulos, sombras e intervalos de oscuridad adquieren sentido propio.
Procesos, referencias y estrategias en el MAAT de Lisboa
La obra de Evans destaca por su extremo refinamiento técnico y su capacidad para convertir referencias literarias, filosóficas y científicas en experiencias sensoriales directas. El artista galés se mueve con libertad entre medios y escalas, combinando escultura, instalación, texto, luz y vídeo. En la Galería Oval del MAAT, Forms in Space… by Light (in Time) (2017) despliega con magnificencia casi dos kilómetros de tubos de neón, que trazan en el aire un dibujo multidimensional de más de 30 metros de longitud. Como un organismo celestial que recuerda los Oculist Witnesses de Duchamp y los diagramas kata del teatro noh japonés, la pieza carece de frente o lados y no dicta cómo debe mirarse: invita a múltiples perspectivas y lecturas. Cerca, StarStarStar/Steer (Transphoton) (2019) profundiza esta investigación sensorial: sus columnas de ledes pulsan con el ritmo lento de una respiración, oscilando entre la transparencia absoluta y la luz cegadora.

El sonido emerge como elemento estructurante en otras creaciones. En Composition for Flutes (2017), un dispositivo mecánico transforma el aire en notas cristalinas que mezclan armonía y disonancia, mientras Audio Column (Incarnation Lisboa) (2025) proyecta frecuencias captadas por telescopios, inyectando un eco del cosmos al recinto expositivo. Otra intervención abrumadora es Phase Shift I with projections (after David Tudor) For MAAT (2025): parabrisas rotos flotan en la oscuridad como restos de un accidente suspendido en el tiempo. Este hechizo óptico convoca a David Tudor y al célebre vidrio roto de Duchamp. Pero Evans lo filtra a su manera: el neón se cuela por cada grieta y las sombras mutan sin cesar. El resultado es una constelación móvil de reflejos, un vaivén de luces con el que el artista configura el espacio en cada destello.

Cerith Wyn Evans y la arquitectura de energía visual
La genialidad de Cerith Wyn Evans reside en tejer un vasto entramado de referencias —Marcel Duchamp, Frank Stella, Félix Guattari, los maestros del noh— y transmutarlas en una vivencia emocional inmediata. En la serie Neon after Stella (2022), ejecuta una de sus operaciones más brillantes: tomar las angustiosas Black Paintings de Frank Stella y extraer de ellas su negativo luminoso. Las tenues líneas blancas del pintor se convierten en tubos de neón afirmativos, volviendo el negro pictórico en vacío o intersticio transparente. Más que un homenaje es una corrección óptica: una liberación de la energía latente en la obra original.

Esta estrategia del palimpsesto se repite en S=U=T=R=A (2017), donde dos arañas de Murano parpadean al unísono con una composición sonora, traduciendo el sonido en albor y cuestionando la unicidad del objeto artístico. Y también en In girum imus nocte et consumimur igni (2008), un palíndromo fluorescente que encierra en su forma circular la crítica incendiaria de Guy Debord hacia la sociedad del espectáculo: Nos movemos de noche y somos consumidos por el fuego. Evans no solo cita a estos pensadores radicales; los reanima, les da un cuerpo lumínico y los inserta en el circuito energético del presente, demostrando que sus ideas no son reliquias, sino herramientas de resistencia sensitiva aún vigentes.

Hasta el 16 de febrero de 2026, Cerith Wyn Evans propone en el MAAT una arquitectura donde la luz, el sonido y la materia funcionan como catalizadores del pensamiento. La exposición bien pudiera definirse como una lluvia fina de significados resplandecientes, que cala hasta los huesos de la percepción.

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