Desde el pasado mes de abril puede visitarse en el barrio neoyorkino de Chelsea la última exposición del neoexpresionista Jean-Michel Basquiat. Sus hermanas, Jeanine y Lisane, han sacado a la luz en King Pleasure casi 200 obras inéditas del artista, donde se muestra, a su vez, el lado más íntimo del inmortal creador multidisciplinar.
Dos nombres misma realidad: SAMO y Jean-Michel Basquiat
Desde muy temprana edad, Basquiat pasó muchas horas —seguramente más de las que le hubiera gustado— vagando por las calles de la ciudad de Nueva York. Esta situación le empujó a conocer multitud de personas y realidades en plena década de los setenta; y es por eso que desarrolló un pensamiento crítico envidiable.
Asimismo, ser negro en aquella época no era nada fácil, ya que el hombre blanco americano era quien únicamente tenía oportunidades. El joven siempre sintió orgullo por su origen y jamás lo consideró como un obstáculo. Así fue cómo todos estos pensamientos e injusticias quedaron reflejados por las paredes de Brooklyn y Manhattan bajo el nombre de “SAMO” —Same Old Shit—. Cientos de dibujos y grafitis dejaron ver su postura ante las circunstancias de una manera primitiva y reivindicativa.
King Pleasure. Una exposición de obra inédita
Por primera vez después de 34 años del fallecimiento del artista, las hermanas de Basquiat, Jeanine y Lisane, se vieron con fuerzas para sacar adelante un proyecto de gran envergadura en torno a la figura de su hermano. Y por ello, rescataron alrededor de 200 obras nunca vistas para unirlas en la exposición Jean-Michel Basquiat: King Pleasure. Por si fuera poco, esta retrospectiva se complementa con gran cantidad de fotografías personales, vídeos y ambientes que hacen conectar al espectador con el creador desde su infancia, pasando por su adolescencia y terminando en su juventud y años de mayor éxito.
Además, la muestra cuenta con recreaciones de los lugares donde Basquiat trabajaba y vivía: la música, la decoración y el arte que lo rodeaba confeccionan pequeñas atmósferas que posibilitan la inmersión en los años 80 y en la vida del pintor. Para hacer posible la exhibición, el reconocido arquitecto tanzano David Adjaye ha asumido la distribución y diseño del espacio; mientras que, por otra parte, el famoso estudio de diseño Pentagram ha puesto la guinda llevando a cabo toda la gráfica del planteamiento.
¿Qué encontramos en esta obra inédita de Basquiat?
Trazos de colores llenos de rabia y fuerza impregnan los lienzos del neoyorkino. En ellos, personajes y rostros muy expresivos y casi inacabados —aunque no precisamente sonrientes— se sobreponen a la poderosa mancha de fondo. Y junto a ello, las frases contundentes y las palabras sueltas terminan de vestir muchas veces la pintura.
En cualquier caso, la oportunidad que ofrece esta exposición de entender al neoexpresionista y a su obra es única. La coherencia entre su historia personal y el modo de contarla son absolutamente vinculantes y, sin duda alguna, es un regalo para el público poder entender de forma tan directa la huella que el joven artista dejó en el mundo.