El artista francés Joanie Lemercier enfoca su talento en la proyección lumínica. Sus instalaciones y murales juegan con el minimalismo, las texturas geométricas y el efecto de la luz sobre la percepción. Con su particular lenguaje visual, Lemercier nos conduce hacia un nuevo mundo a medio camino entre el espacio humano y la topografía de diseño.
Nuevo alfabeto geométrico en el media art
El universo del media art se parece mucho a un motor de búsqueda. Los parámetros de uno y otro rigen sobre el mensaje y la comunicación del mismo modo: con puño de litio. Paradójicamente, estas limitaciones permiten la circulación de contenidos extremadamente distintos, y la creatividad está en sortear dichas estrecheces. Joanie Lemercier lo ha logrado generando un alfabeto geométrico que en ocasiones alcanza lo excelso.
Es en Flux donde se nota su mayor deseo de conseguir un idioma propio. En esta obra, los signos titilan, mutan y se transforman como si ansiaran encontrar su significante justo. Es en el lenguaje donde la diferencia entre visiones artísticas dispares se produce. Y, para marcar la diferencia, Lemercier se ha volcado hacia un sistema simbólico que, asentado en patrones matemáticos, indaga persistentemente en la representación de lo mundano.
En piezas como La Montagne o Nimbes, el artista propone un naturalismo propio e inorgánico, forzando al máximo lo euclidiano, pero sin rehuir la reflexión de lo que constituye una experiencia humana alienada. Es difícil hablar de brillantez cuando la materia prima es precisamente la luz, pero la expansión comunicativa que el francés logra dentro del corsé estético de su medio —texturas ultraprogramadas, alto contraste de frecuencias acústicas— merece ser destacada.
Atoms describe, a través de simples vectores en constante sinapsis, cómo se construye la aparente solidez de nuestra sociedad. Y lo hace con un ingenio frío, claro, y una gran fortaleza conceptual digna de la física.
Tour de Conveyeurs utiliza la proyección, pero no como manera de superponer imágenes, sino como instrumento de transparentación, como una suerte de resonancia magnética de la estructura arquitectónica de base. Y Principles of Geometry, colaboración con la banda del mismo nombre, es un ejemplo del poder revelado de la musicalidad contra la mera secuencia de efectos auditivos.
Tras haber cofundado el sello visual AntiVJ y tener residencias artísticas en Estados Unidos y Gran Bretaña, hoy Lemercier trabaja en su estudio de Bruselas. Desde allí, en tándem con la comisaria y productora Juliette Bibasse, se lanza hacia el mundo.
Joanie Lemercier en El Espacio Fundación Telefónica hasta el 25 de julio de 2021
ROOM Diseño. – ¿De dónde proviene la tecnología que usas?
Joanie Lemercier. – Mis herramientas de software y hardware son muy variadas. Utilizo Kinect, software de fotogrametría y otras tecnologías similares patrocinadas originalmente por los gobiernos para uso militar, como sucedió con las primeras redes informáticas. Lo interesante es que hoy quienes las desarrollan se encuentran en el sector privado. Pero no es una colaboración, a veces hay que hackearlas. Afortunadamente, la comunidad open source siempre termina por darles usos inesperados. Eso no quiere decir que no debamos cuestionarnos seriamente de dónde las obtenemos.
ROOM Diseño. –Tu estética hiperrealista tiene un cierto aire retro que recuerda a la primera versión de la película Tron…
Joanie Lemercier. – Es verdad, pero en un principio fue únicamente una decisión artística. Siempre me fascinó el minimalismo estadounidense de Donald Judd y Sol Lewitt. Más tarde entendí que el minimalismo era solo la puerta de entrada al concepto de grid —en inglés significa “cuadrícula” y también “red’—. Comprendí que la imagen de esa cuadrícula/red podía dar mucho más de sí, porque no es solo el símbolo de la tecnología. Podría decirse que es una metáfora muy amplia, que simboliza nuestro modo de consumir y hasta de crearlo todo: energía, materias primas, productos, logística, información, cultura…
ROOM Diseño. – Tu obra evoca el arte clásico chino que, contrariamente a Occidente, no enaltece la figura humana.
Joanie Lemercier. – Mi percepción del mundo fue moldeada por las películas que vi de niño. 2001, Terminator, Mad Max, Blade Runner, Omega Man. Fueron un shock estético. Pero, con el paso del tiempo, estas distopías se han vuelto cada vez más posibles y terroríficas. Hasta ahora en mis piezas no hay ni humanos ni color. Sin embargo, en mi último proyecto sobre las minas de carbón más contaminantes de Europa —expuesto aquí en Telefónica— hay color y seres humanos; pero, ante todo, lucha y esperanza. Quizá por mi necesidad de aportar una narrativa donde esas distopías por fin estén ausentes.
En este enlace puede ver otro artículo sobre Joanie Lemercier