El pasado viernes 5 de agosto, el mundo de la moda se sumió en el luto por la pérdida del reconocido Issey Miyake. El diseñador japonés saltó a la fama por su capacidad para convertir la sencillez y la vanguardia en el estandarte de sus colecciones, sorprendiendo año tras año desde la creación de su marca en 1970. Hoy en ROOM Diseño lo recordamos.
Issey Miyake. Una carrera sin restricciones
El destino de Issey Miyake se vio marcado desde temprano por su propia ciudad natal, Hiroshima. La controversial obra del escultor Isamu Noguchi y, sobre todo, el descubrimiento de su Peace and West Peace Bridges, fue el empuje que motivó su interés por el mundo creativo.
Tras estudiar Diseño Gráfico en la Tama Art University, viajó a París y ejerció como asistente de las firmas francesas Guy Laroche y Givenchy, también probó suerte en Nueva York junto al estilista Geoffrey Been. Sin duda, estas experiencias le instruyeron para estar al frente de su propia marca de moda, que fundaría en Tokio en 1970: Miyake Design Studio. A partir de ahí, todo lo que nació de sus manos ha sido considerado precedente, historia y, cómo no, vanguardia pura.
Si algo ha hecho de Miyake un auténtico revolucionario es su modo de insertar en esta disciplina el uso de técnicas de alta tecnología. Su atelier ha sido siempre un faro de progreso para el universo textil, todo gracias a colecciones innovadoras que siempre estuvieron un paso más allá, acompañando simultáneamente a los nuevos lifestyles que iban emergiendo. Nunca siguió las tendencias, sino su propia intuición.
Él mismo lo decía: «Al hacer cosas siempre miro hacia el futuro». Por eso, al pensar en lo contemporáneo siempre se aterriza en el imaginario del nipón, cuya filosofía fundamental proclamaba que el cuerpo y el tejido debían generar una relación cómoda entre ambos.
Pleast Please. La seña de identidad del diseñador de moda japonés
El legado que nos ha dejado Issey Miyake es amplio, tanto como los distintos campos donde desarrolló su faceta creadora. Entre sus acciones más populares destacan sus fragancias, sus geométricos bolsos Bao Bao, sus uniformes a Zaha Hadid, el incuestionable cuello de tortuga muy celebrado por Steve Jobs o su emblemática línea de pliegues, que desde 1988 ha sido un icono.
Pleast Please fue mucho más que una seña de identidad del propio Miyake: fue un antes y un después a la hora de confeccionar ropa ligera y resistente a las arrugas. Este plisado a posteriori rompió el esquema que se había seguido en épocas previas, aportando todo el movimiento necesario a la prenda final.
Los logros de Miyake siempre han supuesto una culminación de su mirada oriental en Occidente. Un diálogo pacífico y renovador entre la técnica tradicional nipona y la propia modernidad. Nos gusta la manera con la que siempre definió su obra, y es así como queremos despedirlo, dándole espacio a sus palabras.
“Existen tres términos diferentes en japonés para ‘ropa’: ropa occidental, ropa japonesa y ropa en general, pero este último puede significar tanto suerte como alegría. Cuando la gente me pregunta cuál de estos valores se adapta a mi ropa, siempre respondo que alegría”.
Issey Miyake
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