Invisible Studio ha realizado una casa para abejas al borde de un pequeño estanque en la campiña de Somerset. Siguiendo la tradición paisajística del país, Piers Taylor, alma mater del estudio, ha creado un folly, un capricho en el paisaje como se ha hecho durante siglos en los jardines ingleses.
La casa para abejas en Somerset
Puentes, grutas, torres, templos o pabellones —como en el caso que nos ocupa— servían para articular los recorridos y en pocas ocasiones tenían un valor utilitario. El Beezantium de Invisible Studio es un centro de interpretación apícola y, además, alberga un par de colonias de abejas. Desde lejos no aparenta tener tanto uso, de hecho, parece algo reducido; una cabaña de listones de madera en bruto, coronada por una graciosa techumbre combada, revestida de tejas de cobre y perforada con un par de vanos ovalados.
Hasta que no llegas al pabellón por el sinuoso camino entre los árboles de ribera, no te das cuenta del engaño: podría ser una pintoresca vivienda con desván, ya que los tablones de roble áspero han provocado esta ilusión con su tamaño. Dentro, las paredes están forradas con roble pulido de color miel, muy acogedor, y la luz entra a raudales por la cubierta y un gran ventanal que da al pequeño lago. Toda la casa para abejas se envuelve con el tono cálido del material noble.
Las colmenas de observación, que normalmente estarían en mitad de la sala, se han llevado al interior de los muros exteriores, dejando el lugar libre para la exhibición organizada por la agencia de diseño holandesa Kossmanndejong, también responsable del interiorismo.
El diseño de Invisible Studio
En este punto, y quizá malacostumbrado por los trabajos previos de Piers Taylor, echo de menos el matiz más natural o elemental de sus proyectos. Las piezas que salen de su taller de verano son unas veces bucólicas, otras rudas, eternamente directas, sinceras y centradas en el componente de base: la madera rústica casi siempre encontrada. El planteamiento de los holandeses es más propio de una fundación urbana o exposición didáctica y científica para institutos, algo encomiable, pero quizá un poco fuera de contexto en este sitio.
Volviendo a Invisible Studio, el revestimiento basto y sin tratar de la fachada tiene su razón de ser, ya que supone un refugio para multitud de insectos. Las abejas solitarias pueden hacer sus nidos en los agujeros, y los huecos entre las tablas permiten la entrada incluso de abejorros. El acceso de las abejas melíferas a las colmenas de observación está guiado por tubos de cobre para que no tengan la tentación de colonizar todo el espacio de la pared. Un bonito apiario mural realizado con la ayuda de Paula Carnell, apicultora comprometida con los polinizadores silvestres y salvajes de la campiña inglesa.
El Beezantium se ubica en los terrenos de The Newt, un hotel que ocupa lo que fue Hadspen House: una casa de campo con 18 hectáreas y unos jardines de más de 200 años de antigüedad que fueron renovados en los años 70 por Penelope Hobhouse. El gimnasio es otra de las numerosas construcciones del complejo que también es obra de Piers Taylor, concebido como un gran ventanal al fondo del huerto, discreto, como si de un invernadero más se tratase.
También en la campiña de Somerset se puede encontrar una de las Futuro Houses del arquitecto finlandés Matti Suuronen.
El estudio de arquitectura de Invisible Studio junto con la agencia de diseño holandesa Kossmanndejong.
Esta casa para abejas se encuantra en la campiña inglesa de Somerset.