Ucraniano de nacimiento, Taras Tolstikov es un recién llegado a la esfera artística. Sin embargo, acumula ya un trabajo que lo consolida como una joven promesa. El desprecio por los derechos humanos, la guerra o la salida de su país son, entre otros, los temas que han hecho mella en su imaginario.
Arquitecto de profesión, terminó sus estudios en Kiev. Más tarde, por la evolución del conflicto con Rusia, se trasladó a Budapest. Allí abrió —junto a William Theodoracopulos— Theostudio: un local dedicado a la creación artística en el que ambos han ido profundizando en la pintura al óleo. Desde esta plataforma comenzaron a realizar workshops, exposiciones y charlas que les han llevado a París, Madrid o Londres.
En Theostudio, Taras Tolstikov ha ido desarrollando sus proyectos, algunos codo con codo con su colega. Como en el que se encuentran embarcados ahora, vinculado a El jardín de las Delicias de El Bosco. Una exploración del cuerpo como superficie de sensualidad, adicción y potencia.
Los lienzos de Taras Tolstikov son de una intensidad arrebatada. Su desbocada masa pictórica atrapa desde la primera mirada y da forma a volúmenes en una contorsión constante: un ejercicio que nos habla de las relaciones humanas, la fragilidad, la soledad, el vacío o el desarraigo.
En sus dibujos —de trazo rotundo y poderoso—, la simplicidad formal da paso a un discurso directo e intimista. Una contundencia tan monolítica como ligera. Sorprende tanto la seguridad de la línea como su fluidez. Aquí, los modelos se transforman en individuos titánicos que, en su determinación, esconden el silencio perturbador de la debilidad.
Visita la web de Theostudio