En el diseño del instituto Panta Rhei, i29 consideró la seguridad, la independencia y la flexibilidad como directrices importantes a la hora de concebir un lugar donde el estudiante puede aprender tanto dentro del aula como fuera de la misma.
“Todo fluye” es la máxima de Heráclito que podemos recordar con un poco de suerte tras un año de estudio de filosofía en el instituto. Panta rhei, en su versión griega, es también el nombre elegido por un centro educativo de la ciudad de Amstelveen en los Países Bajos. La construcción corrió a cargo del estudio Snelder Architects que consideró la seguridad, la independencia y la flexibilidad como directrices importantes a la hora de concebir un lugar donde el estudiante puede aprender tanto dentro del aula como fuera de la misma.
El edificio se rige pues por la creación de “entornos de aprendizaje”: áreas abiertas y polivalentes que el estudio de interiorismo i29 ha sabido aprovechar al máximo. Buscando el equilibrio entre libertad y cierto sentido de la seguridad, los interioristas diseñaron la identidad de unos espacios dispuestos para la imaginación. Comenzaron sus propuestas dando al poeta Erikjan Harmens la oportunidad de trabajar con los alumos en la creación de unos textos personales en torno a la inseguridad o la amistad.
Dichos poemas se utilizaron posteriormente como material estético y de señalización visual aplicada al piso de linóleo, al mobiliario o a las paredes. Las letras y palabras se amontonan en el suelo a modo de alfombras, se apilan en los rincones o discurren por los pasillos dando pie a zonas abiertas o más íntimas. El texto es el que crea, literalmente, tensión en los espacios blancos y diáfanos, tanto por su color negro como por la naturaleza personal y emocional del contenido. Se desconoce si los grupos de estudiantes se reúnen según el tema o la forma de los poemas, pero sería interesante considerarlo para valorar el impacto de la palabra y del interiorismo sobre sus usuarios.
Por su parte, el mobiliario reivindica un carácter informal y dinámico. Por ejemplo las mesas asimétricas ofrecen distintas combinaciones para ensamblarse según se trabaja de manera individual o en grupo. Las sillas, Chair One de Konstantin Grcic para Magis, destacan por su color negro sobre las paredes blancas y las mesas del mismo color. Al igual que los poemas, los elementos oscuros crean puntos de inflexión para la mirada y la aprensión del espacio.
El “todo fluye” de Heráclito se reinterpreta en este instituto como una máxima del encuentro entre el elemento humano y la creación arquitectónica. O lo que es lo mismo, un diálogo abierto entre la idea y la experiencia.