Sunbrella es una de las marcas de textil más importantes del mundo. La calidad de sus productos, las amplias posibilidades de sus aplicaciones y sus cualidades innovadoras han hecho de la firma un referente en el mercado internacional. A esto hay que añadirle su estrategia de comunicación: usar sus productos en el ámbito del arte y las instalaciones artísticas con textiles. Recordamos tres proyectos artísticos en los que Sunbrella se convirtió en la gran protagonista.
Si tuviésemos que destacar una cualidad imprescindible para triunfar en un ámbito, sería la versatilidad. En 1961, los tejidos de Sunbrella revolucionaron el modo de concebir la apariencia, la sensación y el rendimiento de las telas premium. Ya no solo usaban su tecnología de durabilidad y resistencia para cubrir las necesidades del mercado, sino que buscaban aportar sofisticación y elegancia tanto a interiores como a exteriores. La empresa estadounidense ha ido progresando y apostando por la sostenibilidad y la calidad en sus colecciones; pero siempre con la mira puesta más allá y con el deseo de formar parte, no solo de hogares y jardines, sino del mundo artístico y del diseño con sus Instalaciones artísticas con textiles. Algo que ha conseguido con creces.
El pórtico de Brooklyn
En el año 2011, el Gran Salón del Museo de Brooklyn cambió sus vigas gracias a Sunbrella y Situ Studio con reOrder: An Architectural Environment. El estudio reconfiguró el volumen, la escala y el orden de la arquitectura Beaux Arts del sitio para establecer un ambiente flexible y diáfano.
La rectitud y armonía se vieron quebrantadas por los 2000 metros de ropajes Canvas Natural de Sunbrella que, plegados y estirados sobre marcos metálicos, recubrían los pilares. Una intervención que rompió con el recuerdo clasicista de aquellos templos en honor a dioses, aunque el aura mística e íntima era palpable en la textura y movilidad de las telas. Nunca unas columnas se habían sentido tan livianas y tan libres.
Encuentros con el color
Las creaciones de Sunbrella generan nuevas atmósferas, pero también pueden inundar los espacios en los que se insertan. Es el caso de Connexions, uno de los proyectos colaborativos con el fotógrafo francés, Charles Pétillon. Presentado en 2017, durante la Semana del Diseño de Milán, se hizo popular por su magnitud y aspecto volátil.
Diez globos de gran tamaño, enlazados y revestidos por la marca, plantean una red de conexiones entre la realidad y la ficción. Asimismo, la instalación fue fotografiada en distintas zonas estratégicas, produciendo narraciones entre la viveza del material y el lado gris del mundo. Una buena táctica para provocar sensaciones cercanas a la fantasía, como si las piezas de Sunbrella quisieran aparecer, de repente, a través de un portal que conecta con otra dimensión.
Pasión por el tejido
Resulta curioso cómo un componente concreto puede ayudar a canalizar la explosión creativa y convertirse, además, en un medio para ser uno mismo con total libertad.
Sheila Hicks es una estadounidense veterana en el arte textil, para ella, su manera de expresarse cabalga entre los saberes artesanos y la ejecución industrial, por lo que tiene lógica que Sunbrella haya sido el sello predilecto en muchos de sus trabajos.
Uno de ellos es Pillar of Inquiry / Supple Column (2013-2014), una escultura de ocho metros realizada para la Bienal del Museo Whitney de Nueva York. Las resistentes trenzas de Sunbrella descienden desde el techo, como una cascada de impresiones que pertenece a la arquitectura del entorno. Un poste hecho con racimos de líneas que se entremezclan y dejan volar la imaginación.
La otra gran incursión con la firma fue en el Palais de Tokyo de París, con la instalación Baoli (2014). La Grand Rotonde se metamorfoseó en un paraíso orgánico conquistado por texturas y fibras, tanto sintéticas como naturales. Lo exótico y lo abstracto se dibuja en la escena como un lienzo con el que interactuar; ríos de hebras coloridas se agolpan en las esquinas, y suscitan una apariencia abombada y cómoda. Parece vegetación extraterrestre que brota en mitad de la nada y te invita a arrojarte a ella, con esa imagen de cama bien mullida. Cualquiera podría sentir que se encuentra dentro de ese jardín de ensueño de los Oompa-Loompa de Roald Dahl, solo que los dulces de Wonka han mutado en hilos del fabricante norteamericano.
Hace falta versatilidad para ajustarse a situaciones donde el ingenio no ponga límites y, en estas propuestas, las fronteras entre pintura, arquitectura y escultura se cruzan constantemente. No cabe duda de que Sunbrella ha demostrado que es mucho más que tejido para uso doméstico: es la materia prima de la que nacen grandes obras.
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