El mundo del arte, al principio, resulta como poco abrumador. Recuerdo mis primeras clases, siendo una adolescente, en las que empiezas a tomar contacto con diferentes épocas, estilos, formas, obras… Un pequeño caos se forma en tu cabeza y empezar a dilucidarlo todo nos lleva un tiempo.
Hoy, al ver el laberinto que el equipo Gijs Van Vaerenbergh ha creado en el Centro de Artes C-Mine en Genk (Bélgica), automáticamente me he transportado a esa época de mi vida. Esta intervención artística, protagonizada por 37,5 m2 de placas de acero de 5mm de espesor y hasta 5 metros de altura, nos sumerge en un recorrido arquitectónico por elementos clave como pueden ser la puerta de la ciudad, el puente, el muro y la cúpula. Un laberinto pensado donde todo comienza.
Observar además cómo interactúa el laberinto con el entorno en el que ha sido creado, nos hace tomar consciencia de todo el proceso de construcción y su magnitud escultural. Una obra creada con la intención de escenificar la ignorancia acerca del mundo de la arquitectura y que, en sí misma, insta al aprendizaje y a la investigación. A saber más. A admirar la capacidad creativa de Pieterjan Gijs y Arnout Van Vaerenbergh, los arquitectos que firman este trabajo. A formar parte del juego de volúmenes y vacíos y, al contrario de lo que pueda parecer, a no perdernos en él.