El estudio i29 ha reformado una casa antigua en la capital holandesa donde el minimalismo y el poder estético crean un juego único de vistas inesperadas y espacios secretos.
No nos engañemos, a estas alturas pospandémicas todo el mundo sueña con una vivienda en la que la naturaleza, la luz y la privacidad llenen nuestros días. Y uno de los sitios donde encontrar los objetivos de esa lista de requerimientos es Ámsterdam, reina de los canales y la cuna del nuevo diseño con vistas. Tomando como punto de partida una construcción del siglo XVII casi en ruinas, el estudio i29 ha apostado por un estilo nórdico en el que la madera, el blanco y la luminosidad protagonizan un inmueble lleno de misterios.
i29 interior architects se decanta por la blancura
La tonalidad interna de un hogar tiende a determinar su lenguaje. En el caso de Canal House, la misión era la de crear un oasis de tranquilidad donde la claridad bañase todas las estancias, y la clave para ello no ha sido otra que el uso del color blanco. Máximo representante del minimalismo, hace de hilo conductor entre lo nuevo y lo existente, entre el ladrillo y las vigas de los techos, entre la madera y los componentes tipo espejo.
Pero el blanco no es el único tono presente en la residencia. El verde, vinculado a la esperanza, al medioambiente, a lo fresco, a la elegancia y a la burguesía, se ha convertido en uno de los favoritos en el diseño de interiores. En la Canal House de i29 architects, actúa como unidad delimitadora, diferenciando entre lo de dentro y lo de fuera, entre una habitación y otra, manteniendo la reminiscencia de la naturaleza en salas que invitan a la paz y a la calma.
Estilo nórdico con una distribución sorprendente
Una fuerte postura estética marca la organización del interior, donde solo se dejan visibles los espacios fundamentales, mientras que aquellos más secundarios, como los aseos, se disimulan tras paramentos en pasillos o paneles espejados. El cariz vertical del enclave favorece la creación de niveles intermedios entre las distintas plantas, generando un juego de conexiones visuales entre las habitaciones y propiciando nuevas áreas de descanso y contemplación próximas a la luz, que corona las estancias protagonistas.
La división entre lo público y lo privado también adquiere cierta importancia en una distribución en la que los dormitorios se sitúan en los extremos de los recorridos y su acceso se disimula por medio de escaleras, compartimientos vidriados verde esmeralda o, incluso, con una librería, como si se esperara hallar a Anna Frank detrás. La joya de la ocultación tiene lugar en la ducha del cuarto superior que, escondida tras un vidrio espejo frente a un lavabo de barril, permite su utilización disfrutando de la panorámica del canal sin miradas curiosas u osadas.
Todo se camufla en un conjunto de acabados en los que el color y el material unifican puertas, detalles o mobiliario, transmitiendo una sensación de elongación y amplitud del interior, disimulando los elementos que restan belleza. Una apuesta por la intimidad, el recogimiento y el retiro, en la que los cambios de perspectiva aportan un matiz lúdico y dinámico.
En este enlace puedes ver otros proyectos del estudio i29 Interior Architects.
Está situada al lado de uno de los canales de Ámsterdam, Países Bajos.
Del siglo XVII, concretamente 1645.