“Convertir palabras en acciones” es posiblemente una expresión precisa con la que sintetizar el trabajo de Corroto Arquitectura en este proyecto: una rehabilitación de un antiguo palacio del siglo XVI situado en el corazón de Toledo para dotarlo de una nueva vida en el siglo XXI.
Una lección de autenticidad en tiempos de retórica
El vocabulario de la arquitectura está hoy protagonizado por términos como “sostenibilidad”, “reciclaje”, “economía circular”, etc., que se concretan en ejercicios a menudo efectistas, pero que son en realidad forzados y superficiales. A diferencia de estos, Corroto Arquitectura no ha empleado esas palabras para hacer descansar el valor de su ejercicio en la retórica y sus intelectualizaciones, sino para actuar desde el más profundo significado práctico de estas. El resultado de su intervención en Toledo es un proyecto que honra con suma sensibilidad los legados del tiempo, y que propone una interesante formulación sobre cómo aunar con sinceridad ética y estética en la arquitectura de este momento.

La propuesta rehabilita un antiguo palacio que perteneció a la prestigiosa familia de fundidores Sánchez Herrera —cuyo escudo heráldico aún destaca en la fachada—, para que hoy acoja el hotel boutique Quinta Esencia y una taberna. Descrita como “una declaración de amor y respeto por el patrimonio, una audaz fusión de arquitectura tradicional y modernidad sostenible”, este trabajo es una firme apuesta por “demostrar que lo antiguo no solo puede coexistir con las comodidades contemporáneas, sino que debe hacerlo”. Aquí, ese deber de preservar y celebrar el pasado tiene como finalidad transmitir la riquísima y trascendente historia de Toledo, a través de las “marcas congeladas” en la estructura de lo que fue esta señorial casa.


Memoria material y oficios vivos de Corroto Arquitectura
La formación y trayectoria de Jesús Corroto explican en gran medida el rigor y carácter con que esta transformación se ha planteado y materializado. Corroto inició su andadura profesional como aparejador, aprendiendo las formas de trabajo de los artesanos e indagando en los oficios tradicionales de los Montes de Toledo. Su posterior labor como director de una escuela-taller le permitiría conocer de primera mano las bases de la forja, la ebanistería, la albañilería y la cantería.

Como arquitecto de la Unidad de Promoción y Desarrollo en la Diputación Provincial de Toledo, tuvo a su cargo el inventariado y rehabilitación de edificios históricos, además del desarrollo de una acción pedagógica de concienciación entre los ciudadanos sobre la vital importancia que la arquitectura, la tradición, la historia y el paisaje tienen para incidir sobre nuestro bienestar y desarrollo. Ese conocimiento, responsabilidad y sensibilización hacia la importancia de la tradición —incluyendo las expresiones más humildes de esta— sustentan y conducen la formulación del nuevo hotel boutique Quinta Esencia, en el que arquitectura e investigación arqueológica han ido de la mano para guiar las decisiones respecto a estructura, usos y diseño.


La belleza del detalle en el hotel boutique Quinta Esencia
La esencialidad buscada y lograda en este encargo oculta bajo su tono de sencillez la enorme complejidad que, evidentemente, ha revestido la composición de este enclave para el siglo XXI. Sobre todo, respetando e integrando las señales y materias que el tiempo ha ido dejando sobre el lugar y la estructura del palacio a lo largo de siglos: desde vestigios romanos del siglo II a pilares metálicos del siglo XIX, pasando por mamposterías de origen musulmán y muros y arcos mudéjares. De la disposición original de la planta, basada en la casa patio toledana concebida a partir de la tipología de la casa musulmana —abierta hacia el interior, con un gran patio con fuentes y vegetación para la ventilación continua y una temperatura más fresca en los meses estivales—, a los efectos de dos episodios sobre el armazón: las grietas causadas por efecto del terremoto acaecido en Lisboa en 1755 y un incendio sucedido en 1887.

La taberna conserva la vivencia mediterránea de lugar de convivencia, lo que define la atmósfera de La Esencial con una función y trascendencia que va más allá de la de ser un sitio donde comer y beber un trago. Aquí se ha tomado la historia de la ciudad encarnada en los diferentes estratos cronológicos de su esqueleto, con el protagonismo de la piedra y el ladrillo, en diálogo con una madera que procede del reciclaje. Con más de dos siglos de antigüedad y procedentes de una demolición en el casco antiguo, las maderas de pino han servido para dar forma al mobiliario, mientras que sillas abandonadas de otra antigua taberna han sido resucitadas por artesanos para volver a ser útiles aquí. Un cuidadoso tratamiento de la iluminación, diseñado por Corroto Arquitectura junto a Años Luz, potencia la sólida calidez de este elemento.

Un arco conecta con una antigua bodega del palacio en la zona de barra, entrelazando los pavimentos originales con un mortero contemporáneo de tono neutro, que permite visibilizar la convivencia entre tiempos. Destaca el antiguo aljibe que ahora alberga los baños, y que se ha transformado en una cápsula que “evoca una dimensión cultural y mística”, revestida con un revoco de cal aérea coleada con pigmentos naturales y restos cerámicos.

Con idéntica sensibilidad se ha tratado la rehabilitación de los ambientes del palacio que se han reconvertido en hotel. Materiales históricos y contemporáneos en su más directa esencialidad buscan, como en la taberna, envolver al visitante en una atmósfera acogedora. La colaboración con artesanos autóctonos hace que pueda señalarse el nombre propio del autor cuyas manos son obra elementos del hotel como escaleras, carpinterías, muebles…


Al huésped se le ofrece una hospitalidad verdadera que no agasaja con artificios sofisticados, sino mediante la honestidad con que se tratan los componentes que erigen el espacio y el aura de las habitaciones privadas y zonas comunes. La sencillez en el diseño puesto al servicio de la máxima funcionalidad con que se han concebido las piezas de mobiliario —fabricadas por un ebanista local— no hace más que intensificar la belleza de la madera de roble con la que estas están hechas. El reciclaje está también presente en los azulejos hidráulicos que definen el área de los lavamanos, tratados como un mueble integrado a la arquitectura y con carácter único en cada habitación.

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