La historia de la humanidad es la historia de su diseño. Todo lo creado por el hombre ha sido pensado, concebido y ejecutado con una función y una intencionalidad: mobiliario, tecnología, vestimenta y, por supuesto, lo relacionado con el ámbito de la gastronomía. De hecho, el deseo (o la necesidad) de elaborar la comida es una de las grandes fronteras que separa la especie humana del resto de los animales. Llevamos cientos de años inventando nuestro propio alimento. Desde el inicio de la humanidad, las diferentes culturas siempre han puesto en marcha nuevas ideas para mejorar su universo culinario. Se han desarrollado métodos de conservación para mantener y transportar mejor los víveres. Todo lo que encontramos en un supermercado está diseñado. Hasta el corte de la carne que consumimos lo está. Sin olvidarnos de que cualquier grupo humano construye sus propios rituales alimenticios.
En este territorio de búsqueda se encuentran Martin Hablesreiter y Sonja Stummerer: dos performers y food designer que al frente de honey and bunny proyectan su creatividad combativa contra la mercantilización y degradación de la alimentación cotidiana. “Hoy en día -nos dice Martin- comemos diseño industrial en todos los países occidentales. Tenemos supermercados que sirven lo mismo 365 días al año en cualquier lugar en Europa. Sin embargo, no es posible acceder tan fácilmente a productos orgánicos, biodiversos o de comercio justo. Desde nuestro campo de acción, tratamos de pensar en todo eso, en cómo podríamos desarrollar diferentes formas de producción, distribución y consumo en favor de una vida más sostenible”.
Como colectivo, se iniciaron hace quince años en Austria con una investigación sobre el pan. Ese fue el detonante de una carrera en la que los procesos alimentarios son el punto de partida y a la vez el punto de llegada. Para ello, han llevado a cabo documentales, performances, instalaciones y varios libros que giran en torno a la exploración de la nutrición sostenible, el food design y la necesidad de ideas innovadoras para el tratamiento de nuestro sustento más allá de la fabricación en cadena.
Su primera performace se llamó Food Tools y como pieza respondía de forma irónica a la industria comestible. Era el año 2009. A partir de ahí han desarrollado una trayectoria performativa cuyo punto de máxima intensidad tuvo lugar hace unas semanas en Milán dentro del FOOD/SUSTAINABLE/DESIG; sin olvidar Eat You, presentada en la pasada edición de Paris Design Week. En todos estos trabajos mantienen un hilo narrativo común: repensar la comida y sus procesos en unos contextos escénicos inesperados y abiertamente experimentales. Martin y Sonja solo están interesados en una cocina construida sobre valores éticos o nuevas formas de percepción. “Por supuesto, la cocina de gama alta nos puede resultar interesante, pero de la misma manera que nos parecen inspiradoras la cocina de guerrilla o la gastronomía punk. Esa es nuestra voluntad para cambiar el mundo. Y es ahí donde el diseñador tiene que estar a la altura. Es inaceptable que lo que comemos se cree detrás de las puertas cerradas de enormes corporaciones internacionales o esté siendo negociado por empresas anónimas que solo buscan el beneficio”.