La artesanía contemporánea está de enhorabuena: Homo Faber regresa en el mes de septiembre con su tercera edición bajo el lema Go Big or Go Home. Un evento que no solo conmemorará el arte y la belleza del hand made, sino que narrará el viaje de la vida a través de la mirada escenográfica de Luca Guadagnino y una cuidada selección de objetos. Así nos lo ha explicado Alberto Cavalli, director ejecutivo de la Michelangelo Foundation.
Mirar la artesanía como Luca Guadagnino
Nacer, vivir, morir… pero, sobre todo, celebrar. De esta idea parte la nueva entrega de Homo Faber, de un “viaje de la vida que nos permite ver las celebraciones de las diferentes culturas humanas a través de piezas artesanales”, comenta Alberto Cavalli. Y, para ello, qué mejor que una visión especial para convertir las estancias de la Fundación Giorgio Cini en escenarios cinematográficos que exploren este concepto y definan todas las exposiciones. “Tendremos un director de arte muy especial, el italiano Luca Guadagnino, quien también es un buen diseñador de interiores y arquitecto. (…) El cine es ficción, pero Homo Faber es realidad y necesitábamos a alguien que tuviera interés por la artesanía y conocimientos de diseño”.
Sin embargo, la elección de piezas correrá a cargo de “cierto número de expertos, que desde muchas partes del mundo ayudarán a elegir los objetos más especiales y cautivadores para exhibirlos.” A diferencia de las dos ediciones anteriores donde el visitante podía seguir su propio itinerario, en esta ocasión el camino que se plantea será único, igual que el recorrido que llevamos a cabo en nuestra existencia. “En la próxima edición, los invitaremos a seguir un camino desde la vida hasta la muerte. Los 10 temas se desarrollarán como una verdadera historia, y el punto de partida será el parto”.
Infancia y tiempo compartido
De esa manera se aterrizará en una primera habitación dedicada al nacimiento con instalaciones y creaciones que evoquen esta temprana etapa. “La estancia subyacente estará enfocada a la infancia y a los juegos, así que habrá juguetes hechos a mano de diferentes comunidades”. ¿Y cómo salir de estos recuerdos tan nostálgicos? “Para moverse se abrirá un pasillo que no se ha pisado en unos 30 años, por lo que habrá una sensación de descubrir algo nuevo”. De lanzarse a lo desconocido. “La preciosa refactorización, donde Andrea Palladio trabajó con Veronese para crear estos increíbles ambientes —refrescados por Michele De Lucchi hace 10 años— estarán consagrados a la celebración y al tiempo que pasamos con nuestros familiares y amigos”. Una oda al banquete por medio de objetos que irradian este sentimiento de festejo compartido.
Herencia y amor
Con referencia a la sala de la fotografía, esta aguardará una temática en torno a la herencia. “Veremos obras hechas por artesanos de cuarta generación. Pero también objetos que recibimos cuando nos convertimos en mayores de edad”. Esos pequeños recuerdos físicos que nunca nos pertenecieron, pero que conservamos para seguir con el rito de entregarlos a las generaciones venideras. Un acto de fe por preservar nuestra memoria. Por otro lado, las dos salas que se hallan en el jardín estarán dirigidas al amor y al cortejo. Respecto a la selección, Armani explica que “trataremos de ser más poéticos que literales, evocadores e incluso irónicos en ocasiones”. Pero lo importante es que el sentimiento estará latente. “Recopilaremos objetos que despierten sensaciones de viaje y que transporten a otro lugar para que, a la vez, puedas apreciar las piezas artísticas del sitio”.
Naturaleza, sueños y muerte
En ese mismo jardín, también habrá hueco para nuevos descubrimientos: se abrirá un espacio que no se ha usado desde hace varias décadas y que fue utilizado por Carolyn Carlson para ensayar ballet. “Esta área destacará nuestra relación con la naturaleza. Ya sea en los materiales o en las propias referencias de las obras”. En la piscina donde estuvo el tributo a Madame Butterfly de Bob Wilson, “este año se reservará a los rituales y a los sueños, con objetos que nos trasladen a otro mundo y que permitan transformar un sueño en un proyecto”.
E, igualmente, en el edificio inaugurado durante la pasada edición, se llevarán a cabo dos muestras, “una de ellas al compañerismo, que para nosotros significa diálogo”. Así veremos creaciones que han nacido a través de la sinergia entre artesanos y artistas, entre artesanos y diseñadores o entre maestros y jóvenes aprendices. Asimismo, el final del camino estará representado por ese misterio que hay tras la muerte. “La última sala estará dedicada al más allá, sin ser mórbida o macabra. Lo que hay allí no será visto como algo triste, sino todo lo contrario. Puede que no estemos aquí físicamente, pero todo lo que hemos creado seguirá allí, manteniéndose”.
Como dice Alberto Cavalli, “quizás el mundo no va en la dirección que queremos”. Pero Homo Faber nos anima a apreciar la belleza que hay en él. A poner en valor la creatividad, el talento y la perseverancia de los artistas que solo quieren ser reconocidos por sus cualidades y que nos animan a “mirar al planeta con una visión respetuosa”. Estaremos atentos a septiembre.
En este enlace puedes leer artículos sobre otras ediciones de Homo Faber.