Abran una revista especializada en el mundo fashion y busquen un titular similar a “El mejor fotógrafo de moda de todos los tiempos”, no les resultará difícil encontrarlo. Y, probablemente, varias de ellas aprovechen la exposición retrospectiva que le dedica el Centro Cultural Onassis de Atenas, para otorgar este título a Helmut Newton.
Nosotros no divinizaremos tanto la figura de Helmut porque, en parte, estaríamos menospreciando a otros maestros como Avedon, Penn o Recuenco. Por eso, siendo pretenciosamente comedidos, reconoceremos al ‘rey kink’ como el primer provocador. A través de sus instantáneas, este australiano de origen alemán sacudió el mundo de la fotografía de tendencias transformando sus escenarios comunes; y consiguió unas imágenes cada vez más subidas de tono en las que predominan los desnudos femeninos y los tacones de aguja. Sus trabajos publicados en Vogue, Harper´s Bazaar o Playboy, reflejan como pocos otros la revolución sexual que se experimentó en las últimas tres décadas del siglo XX.
Desde su posición voyeurista, Newton consiguió captar la belleza natural, innata y subyacente con un inconfundible humor sensual, así como transmitir la violencia del mundo de la moda y de los núcleos de poder. Por citar una fotografía que resuma todo este credo –y sabiendo que barremos para casa- escogeremos la que tiene como protagonista a Violetta Sánchez, la modelo española más célebre y malquerida por nuestro fashion star system patrio. En la imagen, Violetta aparece acostada, vestida únicamente por un solitario. Su cabeza se apoya sobre el brazo derecho flexionado, que deja ver, de una manera sensiblemente obvia, su axila cubierta de vello. Algo que, lejos de parecer antiestético, nos hace cómplices del momento de relax buscado por el autor.
Mientras exhala el humo por su maquillada boca, Violetta pierde la mirada en un punto que se escapa de nuestro campo de visión. Con su mano izquierda sostiene un cigarrillo encenizado al que ignora. Para dar fuerza a la imagen, Newton vuelve a jugar con el recurso que mejor domina: el claroscuro. En esta ocasión el legendario Helmut se divirtió con la blanca piel de la modelo y el negro de su pelo, su vello y sus ojos… En definitiva, como en tantas otras de sus piezas, hizo magia con los recursos naturales que le brindó la mujer a la que dirigía.
Fotografías: © Helmut Newton Estate.
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