Hay muchas maneras de celebrar el aniversario del producto estrella de una marca. Por ejemplo, se puede remozar con nuevos coloridos o realizando ediciones especiales. Sin embargo, Kvadrat ha preferido festejar su tejido Hallingdal 65 encargando a siete comisarios de renombre internacional seleccionar a treinta y dos diseñadores emergentes interesados en dar su propia visión de este textil. Cada uno ha aportado nuevos usos y formas en una serie de piezas con las que se ha organizado, además, una exposición internacional que recorre actualmente algunas capitales del mundo.
Hallingdal 65 es el arquetipo de los paños de lana que cubren habitualmente sofás y sillones. Su éxito comercial durante décadas está respaldado por la funcionalidad del propio producto: flexibilidad, resistencia y durabilidad. Sin embargo, la compañía quiere dar nuevas posibilidades expresivas a un material que forma parte de la cotidianidad de Occidente. Así, en manos de Martín Azúa se transforma en un asiento. Su Silla marioneta es tan solo un trozo de esta tela suspendida en el aire y atada con cuerdas a dos maderas cruzadas. Por su parte, Martí Guixé cubre un asiento versátil llamado XYZ con los tres ejes de un gráfico.
Desde otro rincón de Europa, Katrin Sonnleitner imagina un sillón mosaico inspirado por el muestrario de tejidos que le hizo llegar Kvadrat. En cuanto a Fredrikson Stallard, concibe una mesa con metros de tela enroscados, logrando transformar la superficie plana de Hallingdal 65 en una estructura. Sin olvidar el uso totalmente inesperado que aporta Henrik Tjærby, diseñador danés residente en España, al crear unas alpargatas pensadas para durar.