En ocasiones no recordamos—o no queremos recordar— que hay una mano que labra la tierra, que la siembra, que la recoge y que la vela. El surtido de alimentos que puebla nuestra alacena no cae del cielo: al contrario, viene desde abajo y asciende lentamente gracias a determinados cuidados. Que todo ello deje de ser broza para el olvido ha sido el abono del nuevo proyecto de Studio Roosegaarde.
La cosecha innovadora de Studio Roosegaarde
Con GROW, el grupo artístico-ecologista busca representar una belleza desconocida en la agricultura, darle altavoz a la noche de los campos. “¿Cómo podemos hacer del granjero un héroe?” se han preguntado, a la par que tenían ante sus ojos la respuesta: desdeñando antiguos modelos y uniendo el trabajo agrónomo a la vanguardia, tanto en su vertiente estética como en todo lo concerniente a la agricultura sostenible.

Para ello, hay que entrar en el terreno de la fotobiología, que ha conseguido demostrar cómo ciertas fórmulas que usan luces rojas, azules y del espectro ultravioleta no solo mejoran el crecimiento de las plantas, sino que ayudan a “reducir el uso de pesticidas hasta en un 50%”, como declara el profesor Jason Wargent, director científico de BioLumic y experto en el empleo de esta disciplina.


Daan Roosegaarde—líder del estudio holandés que lleva su nombre— necesitaba precisamente esa inspiración y ese respaldo científico para esta propuesta con ledes de alta densidad, a la vez considerada obra de arte. Este espectáculo de ensueño ha sido filmado, mostrando las olas nocturnas luminiscentes que el viento precipita sobre los cultivos, como ya han hecho con otros de sus paisajismos tecnológicos, entre ellos Flow (2007) o Dune (2013).

Unas semillas artísticas para la agricultura sostenible
Por ahora, GROW—fruto de un programa de residencia de artistas de Rabobank— ha ejercido su poder de resiliencia en 20 000 m2 de tierra cultivada con puerro. La idea de Daan es llevarlo a 40 países diferentes y a sus distintas cosechas vernáculas, tal y como aseguran en el vídeo promocional del Foro Económico Mundial de Davos, entidad que prestó su ayuda en esta intervención junto a la Universidad de Wageningen y el Springtij Forum. Según el artista, estas “luces danzantes” también tienen una lectura esperanzadora: “Le otorga un nuevo significado a la palabra agricultura al replantear el paisaje como una pieza artística viva”.

Studio Roosegaarde pretende que GROW sea el primero de una serie de landscapes oníricos que combinen orgánicamente arte y ciencia en la búsqueda de un futuro más sostenible cuanto más híbrido. Daan, de hecho, argumenta este porvenir eligiendo concienzudamente no decir utopía. “Sería más una protopía, que mejora día a día”. O noche a noche.