El diseñador italiano Fernando Mastrangelo es capaz de cruzar el desierto en mitad de un reflejo. Para su serie de mobiliario Drift, nos trae volcanes y planetas que inmortaliza sobre objetos sencillos. Como los diversos asientos o cristales decorativos que realiza recreando paisajes casi lunares. Todos ellos identificados por la textura y el color de los materiales orgánicos con los que trabaja: sales, café, morteros o metales. Un universo de contraposiciones que encuentran lugar y sentido en sus piezas. Ejemplo de ello, este cristal perfecto sobre el que proyecta un gran surco arenoso al tacto: lo cálido de un camino terrenal frente al frío del espejo que lo refleja. Desde su estudio en Brooklyn, Mastrangelo esculpe y crea estratos en sus obras. Y verdaderamente muestra una gran habilidad en la composición de cada una de ellas, consiguiendo siempre un exquisito equilibrio plástico de “mírame y tócame”.