Del 24 de abril al 24 de mayo, Madrid se transforma en un laboratorio de exploración artística y tecnológica con una nueva edición de MMMAD Festival. Bajo el tema Abracadabra: de magia y tecnología, se desarrollará un amplio programa de exposiciones, instalaciones, performances y talleres que investigan los vínculos entre cuerpos, sistemas computacionales, mitología, ritual y percepción digital.
MMMAD: la magia de lo incomprensible
El abrazo sociológico a la inteligencia artificial es una apertura radical a vivir en una jungla psicológica de constante incertidumbre, ya que existe una opacidad o distancia insalvable entre lo que creamos y lo que realmente comprendemos. Podemos hablar de pantalla, ratón o teclado, pero la transición entre nuestra intención y la respuesta de la máquina es difusa y queda muy lejos de nosotros; en un plano alternativo o “en una dimensión sin lenguaje”, como describe Mayte Gómez, encargada de desarrollar el marco conceptual de MMMAD 2025.

Y es que, en medio de lo incierto, esta sexta edición del festival establece una alianza entre lo tecnológico y el sentido mágico como forma de digerir estas incógnitas. Las pantallas urbanas de Clear Channel —repartidas por los distintos barrios de Madrid— y las espectaculares Super 8 en el Palacio de la Prensa de Callao volverán a llenarse de arte digital con De Magia y Tecnología, de PATIO Studio. Generada con IA, esta serie audiovisual es testimonio y paradoja: reflexiona sobre la oscuridad de los sistemas computacionales mientras es producto de ellos, interrogando así nuestra relación con lo incomprensible.


Gurús del arte digital
La exposición principal Abracadabra: de magia y tecnología —ubicada en el espacio GAVIOTA— reúne a artistas de todo el mundo que tratarán de disipar la oscuridad con piezas que cruzan el mito, la especulación científica y la crítica cultural. Guerreiro do Divino Amor (Brasil-Suiza) arroja luz sobre la realidad a través de la ficción con Roma Talismano, la última entrega de su serie Atlas Mundial Superficcional. Materializado en videoclips, publicaciones y paneles animados retroiluminados, el proyecto tiene el objetivo de originar un atlas mundial superficticio, analizando el impacto que tienen distintos mitos en el desarrollo del espacio y en la imaginación colectiva.

El choque de lo real y lo surreal emana con un lenguaje más técnico —y casi extraño— en el caso del dúo Lolo & Sosaku (Argentina-Japón), que nos sumerge en su reino fantasmagórico y mecánico habitado por sugestivas esculturas sonoras. Mientras que la instalación Wi-Fire de Rune Bering (Dinamarca) brota como un akelarre digital de crepitar intenso: un conjunto routers y pantallas que se disponen para evocar sensaciones alrededor de una hoguera.

El encantamiento y sus sortilegios nos ofrecen mayor libertad para el diseño especulativo. En ese sentido, la propuesta Red Silk of Fate de Sputniko! (Japón) reinterpreta la leyenda asiática del hilo rojo del destino mediante la biotecnología, utilizando una seda roja genéticamente modificada con oxitocina, la llamada “hormona del amor”. No obstante, el porvenir visto desde el imaginario de Alejandría (España) no resulta tan entrañable. Su obra Un mal viaje a la Laguna de las Sirenas está ambientada en un País de Nunca Jamás distópico que ha sido devastado por la crisis climática. El paisaje de la famosa isla de Peter Pan se halla ahora teñido de un aura hostil habitado por sirenas agónicas.

Otros lugares acogerán exposiciones individuales, como MODEL HOME de Simone C Niquille en NAVESIERRRA: una relectura crítica en una trilogía de películas sobre el impacto de la óptica computacional en el entorno doméstico. O Clients and Servers de Common Accounts en HYPER HOUSE, un trabajo donde se aborda el duelo digital por medio de una réplica en cartón del catafalco napolitano de Felipe IV —concebida por el ingeniero Francesco Antonio Picchitatti—, similar a una interfaz contemporánea entre cuerpo, red y memoria.

Fábulas y danzas sobre humanos y máquinas
El festival culminará los días 23 y 24 de mayo en Réplika Teatro con una intensa programación de performances en vivo. Narrativas futuristas contadas por entidades tecnológicas fantásticas, como “el algoritmo narcisista” de Songs of Cyborgeoisie, ideada por allapopp, quien recibe una lectura de tarot y —junto con otros personajes— se enfrenta a sus traumas. E incluso como Ethereum y CryptoBro de CODEX €CONOM¥$TICU$: unos NPC interpretados por YESSi PERSE, que proporcionan información sobre el lore del sistema economístico en el que nos encontramos, mientras se relata la ciberbúsqueda del Santo NFT, un grimorio de saberes arcanos y tecnomancia ritual que descubre los secretos ocultos del sistema económico digital.

Artistas como MANS O & Joan Sandoval afrontan de lleno la labor comisarial de exhibir el poder desconocido que convocamos en nuestra interacción con las máquinas. Con una danza hipnótica, su intervención audiovisual nuevo_algo_ritmo.ckpt revela las etapas del desarrollo de modelos de IA. Pero el estilo de baile más sensual lo gobernará Meritxell de Soto con su obra 2 guys, 1 bimbo, que se basa en el concepto de “pinchar con el cuerpo” como una práctica coreográfica. Desarrollado junto a Guillem Jiménez, en ella las máquinas de DJ se convierten en objetos de afecto y erotismo, disociando la experiencia de lo privado y abriendo un debate sobre el riesgo y el cuidado en nuevas formas relacionales.

Además, los días 17 y 18 de mayo, el evento plantea un programa de talleres en Medialab Matadero, donde se explorará con herramientas XR, captura de movimiento y composición coreográfica digital. Entre los docentes figuran Carles Castaño y el colectivo SERVICIOS INMERSIVOS, así como Candela Capitán, que impartirá un taller centrado en la relación entre cuerpo, exposición y virtualidad en la era hiperconectada. Una edición mágica de MMMAD que consolida al festival como una cita imprescindible para pensar el presente desde diferentes las fricciones entre tecnología, arte y sociedad. Y todo ello expandiendo el ambiente público y escénico hacia territorios simbólicos, poéticos y políticos, posicionándose como un encantamiento que nos reconforta en la irresolución de la era tecnológica.

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