Didi NG se atreve a dejar la madera tal como es: imperfecta, rugosa, viva. Desde Finlandia, este diseñador nacido en Hong Kong reivindica lo primitivo como arte mayor, esculpiendo objetos que hieren y acarician al mismo tiempo.
Neoprimitivismo hecho a mano
Para ser honesto hay que ser valiente. Y en diseño, esto se traduce en no tener miedo a la severidad de un material para mostrar su pureza absoluta. Cuando Andrea Branzi proyectó sus Animales domésticos, parecía que podíamos escuchar el latido del bosque mientras nos sentábamos en sus sillas. E igual ocurría cuando nos intentábamos posar en su sillón Anticonfort. La comodidad es un parámetro que cumplen aquellos que quieren seguir las normas; pero, a veces, alguien prefiere salirse del sistema, recorrer el empedrado natural y elevar “lo inútil a categoría sagrada”, como decía Branzi.

Valeroso para algunos y temerario para otros, a Didi NG no le importa experimentar hasta el punto de dejar la rugosidad de una corteza de pino en su estado originario (Abandoned Chair). Lo suyo es la carpintería, la escultura, la artesanía; y su Máster en Artes por la Universidad de Aalto en Finlandia —donde reside— le aproxima a la creación desde una perspectiva indie. La funcionalidad puede estar incluida en la ecuación, pero no es estrictamente necesaria. Natural de Hong Kong, Didi NG lleva a sus espaldas una trayectoria reconocida por diversos premios —como el Rising Star of the Year en la Scandinavian Design Awards 2024—, y por exhibiciones internacionales como Making Natural Sense en la Ghao Shan Gallery.


Didi y el diseño tallado en corteza
Este diseñador lija, talla, escarba y enfatiza la verdad de la madera con todas sus aristas y densidades. Es capaz de extraer plumas de sus virutas y hacer con ellas la pantalla de una luminaria (Wood Shaving Lamp) o las entrañas de una estructura primitiva (Feather Branches III). Puede desvelar el misterio implícito en una viga quemada y devolvérnosla en un color que sangra (Beam Bench). Convierte en delicado —casi frágil— lo que nació siendo robusto y macizo (Wood Pleats Collection). Y logra cincelar una semilla, quemarla y hacer que brote vida en su interior (Sprout).


“Disfruto de los cambios y contrastes a lo largo del proceso de trabajo: del ruido al silencio, de la rapidez a la calma y de lo tosco a lo refinado. Así es construir una relación con la madera”, cuenta el creador. Una relación tan sincera como orgánica con la que nos clava sus astillas (Walking Stick). El neoprimitivismo de Didi NG acude a la forma primaria, elogia los bosques finlandeses y sigue la estela de Jurgen Bey o del propio Branzi sin desprenderse de sus raíces orientales. Quizás pertenezca a un pequeño reducto de valientes que encuentran la poesía en una rama. Y es esperanzador que, a día de hoy, todavía haya quien se atreva a diseñar poniéndose en medio de los árboles.


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