A través de su relación con la naturaleza, la arquitectura escandinava siempre ha estado atento al placer y al bienestar del usuario. En Snøhetta encontramos uno de sus más firmes bastiones, en activo desde hace más de treinta años. ROOM Diseño ha intercambiado ideas con Craig Dykers —cofundador del estudio noruego junto a Kjetil Trædal Thorsen—, que ha hablado de nuestro vínculo con las personas, las construcciones y el paisaje.
Conocer las formas y los edificios de Snøhetta no es lo mismo que entender la visión de futuro que tienen para el mundo. Sus siluetas sensuales, sus cubiertas transitables y las experiencias fenomenológicas que crean son tan solo el preámbulo para conocer su universo. Craig Dykers lo tiene muy claro: “Creo que la gente se acerca a nosotros por nuestras ideas más que por nuestros proyectos”.Nacido como un workshop multidisciplinar hace más de treinta años, Snøhetta intenta aprovechar esas intuiciones colectivas para mantener una actividad multifocal, que va desde la gráfica o la identidad corporativa hasta la concepción de complejas infraestructuras culturales o paisajísticas. Han diseñado tanto el entorno colindante a un acelerador de partículas como los billetes de la moneda nacional noruega. ¿Cómo se mantiene una línea de actuación tan reconocible como la suya cuando se trabaja en campos tan diferentes? Dykers nos explica que no lo hacen desde un manifiesto preescrito, que no intentan hilar toda su obra en un continuum reconocible.Sin embargo, todo el equipo de Snøhetta comparte muchos intereses y actitudes frente a temas como la sostenibilidad, la conexión entre diferentes personas y grupos o las consecuencias de un diseño. Este intercambio incesante, esta conversación infinita tiene lugar en la plataforma abierta que conforman todos los miembros del estudio. Y es precisamente esto lo que crea la coherencia que vemos desde fuera. Más aún cuando, en un envite de actitud punk, con frecuencia diseñadores gráficos hacen arquitectura, o los arquitectos trabajan en las propuestas de paisajismo. Algo que de nuevo no es más que una herramienta para estimular el pensamiento desprejuiciado y out of the box por el que se les reconoce internacionalmente