Tokujin Yoshioka sueña el diseño, investiga la materia. El trabajo que desarrolla siempre ha estado ligado a grandes periodos de reflexión sobre los materiales y a una profunda pasión por la naturaleza. Se dice de él que tiene la capacidad de transformar sus creaciones en experiencias sensoriales completas, haciendo las delicias de todos en cada feria internacional a la que acude. Tal fue el caso de su pieza Moon Chair, presentada en el Salone di Milano 2011 y reseñada para ROOM por el diseñador industrial y director del Istituto Europeo di Design en Madrid Riccardo Marzullo.
Bajo el nombre de Crystallize, Tokujin ha reunido en el Museo de Arte Contemporáneo de Tokio un grupo de obras caracterizadas por un sobrecogedor poder hipnótico. Nos encontramos con esculturas e instalaciones de gran tamaño formadas por cristales, prismas translúcidos y espacios que interactúan con la luz; todos ellos inspirados en procesos de construcción naturales e invisibles, imperceptibles para el ojo humano.
Viajemos por un momento a Japón. Si paseamos por la muestra, nos sorprenderán muchas cosas. El aspecto semicelestial del conjunto, la sensación de encontrarnos en la corola misma de un gigantesco diente de león, o buceando entre corales desprovistos de color. Sin olvidar una piscina transparente en el centro de una de las estancias, Swan Lake, en cuyo interior crecen cristales de forma natural, con la ayuda de un líquido específico que Yosioka utiliza para tales efectos. Y todo arropado por la música del Lago de los cisnes de Tchaikovsky.
Con todo esto, el diseñador no pretende copiar la naturaleza para componer sus creaciones, sino que la estudia y examina sus procesos para aplicarlos a sus trabajos. En sus obras, la belleza se equipara al acto mismo de cultivar una planta. Yoshioka inventa cristales, los multiplica y da lugar a bosques artificiales, repletos de aristas múltiples y perfectas, con los que busca el sentido de la naturaleza misma.
Entre las piezas clave de Crystallize, destacan la mencionada Swan Lake. O la instalación Rainbow church. De gran escala e inspirada en el ambiente único de la Capilla Rosaire que diseñara tiempo atrás Henri Matisse, Yoshioka sustituye las clásicas vidrieras de catedral gótica por más de 500 prismas. Se crea así una difusión de los rayos del arco iris en el espacio y una experiencia calificada como “religiosa y atemporal”.
La trayectoria de este singular creador es apabullante y abarca campos múltiples dentro del diseño, el arte contemporáneo y la arquitectura. Si pasan por Tokio ya no podrán asistir a esta muestra que acabó el día 19 de enero, pero no se preocupen porque muchas de las obras de Tokujin Yoshika se encuentran en las colecciones permanentes de museos de todo el mundo.
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