La verticalidad en la arquitectura durante muchos años estuvo asociada a las grandes urbes. Gigantescos edificios conforman el skyline de las principales capitales del mundo. Si por el contrario nos trasladamos a ciudades más pequeñas, la altura de las casas desciende considerablemente y se instaura una sensación de horizontalidad en armonía con el paisaje.
Pero DMOA Architecten es de esos estudios que piensan que las normas, de algún modo, están para romperlas y que en una disciplina tan creativa como la arquitectura, lo preconcebido no tiene lugar. The Corten House es un perfecto ejemplo de esto que hablamos. Porque lejos de encajar con las casitas de alrededor, emerge como un pequeño palacio de la antigua Mesopotamia.
Partiendo de un cubo de cristal, la vivienda se ha ido definiendo con láminas de acero Corten tanto en el interior como en el exterior, realzando así los techos altos y las formas geométricas de la construcción. La residencia está rodeada a su vez una especie de valla, realizada con las mismas láminas de acero que terminan de aportar la teatralidad requerida en una edificación de estas características.
Si observar cómo incide la luz en los diferentes planos del domicilio ya resulta espectacular, vivirlo desde el interior se convierte en toda una experiencia que va de lo sensual a lo erótico dependiendo de en qué parte nos encontremos y con quien. Una obra que responde a una de las grandes premisas de Le Corbusier, quien afirmó que “la arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz”.