Pasajeros inmóviles del tiempo, preocupados —como todos en la actualidad— por la precariedad y por no llegar a final de mes, por la conciliación de la vida laboral y los hijos, por la urgencia de lo banal o por el desahogo que da perrear en mitad de la pista. Las obras de arte clásico viajan hasta nuestros días para mostrar los problemas terrenales como una certidumbre eviterna de la mano de Alexey Kondakov.
Lo anacrónico tiene en ocasiones una carga de denuncia. También de desapego. Como si el día a día fuese verdaderamente día a día a día a día —etcétera— desde los inicios del ser humano. El artista ucraniano afincado en Kiev, Alexey Kondakov, confiere a la realidad moderna un halo de desesperanza de lo ya vivido y, a su vez, un excitante surrealismo de lo imposible pero cierto al trasplantar, en sus collages digitales, siluetas del arte clásico a un vagón de metro o a una lavandería.
Los collages digitales de Alexey Kondakov
Cada semana, más o menos, sus casi 160 000 seguidores en Instagram disfrutan de una nueva actualización de un cuadro clásico. Una Vida cotidiana de los dioses o una Historia del arte en la vida contemporánea —como llama a dos de sus series— en las que integra a personajes de pinturas del romanticismo, cuando era común evadirse hacia otras épocas de antaño como la Antigua Roma o la Grecia Clásica, con una cultura donde impera lo pop y el consumismo. De ahí que la Alegoría de la riqueza de Vouet esté en casa con los niños y un ordenador Mac o que la Cleopatra de Waterhouseesté sentada en una tienda decidiendo qué zapatillas deportivas llevarse.
“Un día estaba trabajando sobre una obra de Van Everdingen, Baco en un trono o Ninfas ofreciendo vino y fruta a Baco. Y mirando aquella imagen me di cuenta de que las vidas de las personas que aparecían en esos cuadros, aquellas vidas del pasado, no eran tan diferentes de las nuestras. Ellos también podían pasar el tiempo charlando y bebiendo”, confesó Kondakov sobre cómo, camino de casa, se le ocurrió el primer collage observando cómo la pieza en la que pensaba encajaba a la perfección con una fotografía que acababa de tomar. El enorme éxito en Facebook le motivó a seguir explorando dicha senda.
Arte clásico en el costumbrismo moderno
La intrincada mezcla de sus collages digitales no solo asombra a quien la ve, sino que replantea qué lugar ocupa en tanto Olimpo, qué dios mitológico no se sorprendería en una discoteca una noche de sábado. Así, a través del Photoshop las figuras de Las rosas de Heliogábalo de Alma-Tadema sin querer levantarse de la cama, Los embajadores de Hans Holbein esperando en la barra de un bar o la Ariadne de Herbert James Draper bailando tecno desnuda se convierten en trasuntos de nosotros mismos, adoptando un nuevo significado dentro del ruido de las ciudades.
Kondakov es consciente de que “hay mucha gente trabajando la técnica del collage”, pero “sin una historia o sin algo que contar, la obra está muerta”. Y es curioso entonces mirar sus liristas y liróforos como músicos callejeros, vendedores ambulantes o con un paquete de cigarros: siempre fuimos los dioses de la misma forma que los dioses siempre fueron objetos de consumo.
Otra manera de renovar el arte clásico es lo que hace el artista italiano Fabio Viale tatuando el mármol blanco de Carrara de grandes y muy conocidas esculturas.
Es una técnica artística consistente en la construcción de obras plásticas mediante la aglomeración o conjunción de piezas o recortes de distinto origen, dándoles un tono unificado.
Principalmente, a través de su cuenta de Instagram, donde es @alksko.