Fotos: Luis Benolier
Vanguardista y singular, en el tejido gris de la ciudad irrumpe el nuevo Centro de Arte de Alcobendas como un oasis para la cultura, donde el diálogo con los ciudadanos es la premisa principal. Rodeado por un monótono mar de inmuebles, y en el emplazamiento de la antigua Casa de la Cultura, el arquitecto Fernando Parrilla Villafruela proyecta un edificio de formas orgánicas y reminiscencias tecnológicas que no deja indiferente al viandante y rejuvenece el perfil urbano de la localidad madrileña.
Encargado de la rehabilitación del Instituto Oficial de RTVE, de la construcción de programas residenciales o de la implementación de actuaciones urbanísticas, Fernando Parrilla, fundador del estudio LAUD (Laboratorio de Arquitectura, Urbanismo y Diseño), suma en este trabajo las perspectivas públicas, participativas y responsables.
A modo de ágora contemporánea, los puntos de encuentro son el hilo conductor del proyecto. Superado el concepto de museo como sujeto inmóvil y acabado, el visitante se convierte en verdadero protagonista al hacer suyo el espacio y definirlo con su uso. Grandes voladizos multiplicados -proyectados y extendidos en conexión con el entorno- conforman el cierre superior, estructura que alberga la entrada principal, entendida como una plaza pública abierta y accesible. En el atrio posterior, una superficie de 300 m2 con muros acristalados y semicubierta, ofrece sus instalaciones a vecinos o asociaciones; finalmente, la terraza constituye otra opción de encuentro.
La envergadura, las formas sobredimensionadas y redondeadas de la cubierta y el empleo del color sorprenden al visitante, no únicamente desde el punto de vista formal, sino por un carácter tecnológico y sostenible: paneles transparentes con células fotovoltaicas permiten el paso de la luz, y la colorean, al tiempo que generan electricidad. La concienciación, y por qué no, la practicidad ambiental, también llegan al último piso. Un tapiz vegetal que no requiere de mantenimiento específico cubre gran parte de la terraza y techumbre, mejorando así la insonorización e impermeabilización del conjunto.
En la planta soterrada se sitúa la sala de exposiciones, cuya programación inauguró la muestra Humanos: Acciones, historia y fotografía. El auditorio se emplaza en el acceso posterior y las plantas superiores alojan salas de estudio, mediatecas, aulas y talleres bañados por la luz natural, en las declinaciones de color que proporcionan los ventanales. Nace un nuevo contenedor de arte para un nuevo modo de entender la divulgación de la cultura.
Fotos: Luis H. Segovia