La Fundación Ama Amoedo ha presentado una construcción original para que los creadores lleven a cabo residencias en las que desarrollar su obra. El particular edificio —bautizado como Casa Neptuna— es un ejemplo de que el pop art trasciende el lienzo para convertirse en espacio habitable.
La estructura disruptiva de Casa Neptuna
En el paisaje natural de la zona de José Ignacio (Uruguay), la atención se ve inmediatamente retenida. Esto no se debe al apacible follaje de su bosque, ni a la serenidad azul del océano, sino más bien al estridente verde casi flúor que capta todas las miradas: se trata de Casa Neptuna, la sede para el nuevo programa para artistas de la Fundación Ama Amoedo Residencia Artística (FAARA).
Su emplazamiento está configurado por una serie de volúmenes coloridos, lisos y sintéticos concebidos para estimular la imaginación y fomentar la expresión creativa. La cabeza pensante tras su arquitectura poco ortodoxa es Edgardo Giménez: artista y diseñador argentino. Su obra rebosa un eminente aire lúdico con cierto toque naíf debido a su radical apuesta cromática. Su rabioso verde en la estructura principal —asentada sobre una plataforma amarilla— viene acompañado por elementos menores en amarillo, rosa y azul, que componen un conjunto de bloques destellando singularidad. Todo ello se potencia por una geometría inesperada que Giménez utiliza mediante el yeso, obteniendo como resultado figuras escultóricas entrelazadas entre sí.
La herencia Pop Art
Traspasada esa primera impresión, a través de sus puertas y ventanas de ojo de buey, se encuentra un laboratorio de ideas, un lugar de experimentación. Y es que como Casa Neptuna es una residencia de artistas que reflexionan y ejecutan, su interior es radicalmente opuesto al exterior. Si su fachada es disruptiva visualmente, su contenido es sereno y claro, pensado para una plena concentración de sus huéspedes. Las paredes blancas bañan la estancia, así como la luz natural que procede de los ventanales. Los muebles —diseñados en su mayoría por Giménez— continúan esta línea neutra junto con el porcelanato blanco. El ámbito interno de Casa Neptuna es de vida y trabajo, y está planteado para cubrir las necesidades de sus invitados.
No obstante, la estridencia externa pesa. Sin duda la impresión del edificio remite a estéticas arquitectónicas que coinciden con la de los archiconocidos Ricardo Bofill o Luis Barragán. La firme simplicidad de sus formas y el cromatismo plano y enérgico lo confirman. La construcción también parece beber de las artes plásticas, de su innegable herencia del pop art, como si los lienzos de pintores como Hockney, Wesselmann o Rosenquist —padres indiscutibles del movimiento— trasladasen sus elecciones sobre tonalidades y contornos a esta composición.
Y es que al final, la obra se percibe como una pieza de arte en sí misma, a modo de escultura arquitectónica. Sus características responden a la propia trayectoria de Giménez, que no se puede separar de la escena pop de la que formó parte durante la década de los 60 en Buenos Aires. ¿Existen los edificios pop art? Casa Neptuna dice sí.
Y desde la visión deconstructivista, la nueva casa proyectada por Coop Himmelblau, Tectonic House.
Edgardo Giménez es un artista autodidacta que comenzó su trabajo en la gráfica publicitaria. Nacido en 1942 en Argentina, ganó popularidad durante el desarrollo del movimiento Pop en Buenos Aires, haciendo incursiones en el mundo del mobiliario, la pintura, la moda o la escenografía teatral, entre otros. Otras arquitecturas concebidas por él son Casa Amarilla (1979-1981) y Casa Azul (1970-1972).
La Fundación Ama Amoedo es una organización sin fines de lucro concebida con la misión de crear un impacto duradero en el ecosistema del arte contemporáneo latinoamericano. Su objetivo es fomentar la presencia de artistas de la región y amplificar su visibilidad en la escena artística global.