El equipo de creadores Casa Antillón ha vuelto a jugar con la fina línea que a veces separa el arte del diseño. Y lo han hecho con una serie de piezas de metal y madera que se alojan en el espacio Nueva Carolina, situado en el barrio de Tetuán.
Sello Casa Antillón
El equipo formado por los arquitectos Emanuel Álvarez, Ismael López, Marta Ochoa y Yosi Negrín ha vuelto a desafiar las normas con su última muestra en el espacio Nueva Carolina. Su colaboración con la galería ha resultado en un trabajo divertido y de lo más seductor: un conjunto de muebles metálicos cuyas líneas parecen estar en constante movimiento, y otros en madera que simulan impactos en su superficie como si se trataran de un perfecto puzle.
“Lo natural es que el mundo digital y el mundo físico confluyan, los límites entre estas dos dimensiones están cada vez más desdibujados”, declaraban hace poco en una entrevista. Y es que este colectivo guarda en su historial una gran cantidad de proyectos con carácter e identidad propia, como lo ha sido el reciente Underblue, una exploración por las profundidades marinas, o el espacio planteado para Cara Mela, una pastelería con un toque teatral en el corazón de Trafalgar (Madrid).
Diseño 2D en el Espacio Nueva Carolina
Mesas, bancos o butacas son los objetos que encontramos expuestos en el amplio y armonioso estudio Nueva Carolina, inspirado en la decoración de los hoteles californianos de los años 50. La mezcla entre la atmósfera de este ambiente junto con las obras de Casa Antillón genera un escenario de lo más particular. Por un lado, se observan unos asientos planos de acero lacado -de estética 2D- que parecen estar a punto de derretirse, como si hubieran sido capturados a altas temperaturas y estuvieran luchando por no caer al suelo. A su vez, habría que destacar el curioso contraste que sugieren, pues este componente, brillante y frío, nos aleja de esta cálida idea. Podrían guardar similitudes con los objetos diseñados por Six Dots Design en la colección Contemporary Vanity, cuya estructura también se tambalea.
Por otra parte, la labor se completa con otras esculturas radicalmente distintas a las primeras. En ellas, las curvas son minoría. Las líneas rectas se apoderan de la madera, que contiene unos agujeros y huecos con diversas formas muy gráficas: fracturas, roturas o corazones -este último emblema de Casa Antillón -. Este segundo material, que juega a modo de rompecabezas buscando encajar entre sí, aporta un toque más acogedor. “Para nosotros diseñar un espacio es el centro del proyecto, alrededor de lo que gira todo. Ennuestras exposiciones intentamos jugar siempre con espacios sorprendentes a través de estrategias arquitectónicas” aseguran.Y en este caso no solo han logrado un juego visual sorprendente, sino conectar entre sí ambos conjuntos de muebles para materializar una escenografía de lo más especial y fantasiosa.
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En el espacio Nueva California situado en Tetuán, Madrid.
4 jóvenes arquitectos: Emanuel Álvarez, Ismael López, Marta Ochoa y Yosi Negrín.