Caffè Nazionale. AMAA diseña un café con capas de tiempo

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Hay edificios que parecen estar en silencio durante años esperando que alguien los escuche. En Arzignano, el estudio AMAA ha devuelto la palabra a uno de ellos transformándolo en el Caffè Nazionale. Una acción que no construye algo nuevo, sino que lee lo que allí yacía oculto.

AMAA: arquitectura como arqueología del presente

El palimpsesto es considerado un método que nos enseña a leer bajo lo escrito. Y cuando se aplica en arquitectura, significa aceptar que tras la piel edificada se forman distintas capas de historia. Proyectar bajo su influencia implica reconocer el sedimento material acumulado, discriminar lo irrelevante y potenciar las huellas significativas como componentes activos de la nueva propuesta. Esa lógica es la que se ha aplicado en la intervención de AMAA (Collaborative Architecture Office For Research And Development), ubicada en el porticado del antiguo Ayuntamiento de Arzignano; un enclave del siglo XIX que acoge el Caffè Nazionale: un espacio que no se rige por una voluntad de diseño ex novo.

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Caffè Nazionale. AMAA. Foto: © Mikael Olsson

El estudio fundado por Marcello Galiotto y Alessandra Rampazzo ha partido del desmontaje paciente de los estratos que ocultaban el carácter histórico del inmueble, despejando el ruido de los añadidos acumulados para exponer la estructura latente. Como quien restaura un códice, este enfoque implica dos operaciones clave: por un lado, eliminar lo incongruente y, por otro, impulsar lo revelado sin falsificarlo. Por esa razón, en vez de restaurar en sentido tradicional, AMAA ha consolidado los fragmentos encontrados, dejándolos visibles con una honestidad expresiva que se opone a la estetización del pasado y a la narrativa del acabado perfecto.

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Caffè Nazionale. AMAA. Foto: © Mikael Olsson
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Caffè Nazionale. AMAA. Foto: © Mikael Olsson

El telón, el umbral y la escena de un café

Desde el exterior, Caffè Nazionale establece un eje claro que atraviesa el lugar de lado a lado: la plaza porticada, el interior del café, el vestíbulo y, finalmente, el jardín de abedules. La entrada se abre como un umbral denso, por medio de una puerta de hierro bruñido giratoria y con forma romboidal, cuya manilla se presenta como una joya de serpentino verde. Una vez dentro, la gran sala central funciona como un teatro de transiciones. Un muro de acero plegado y microperforado —que hace las veces de cortina translúcida— permite vislumbrar las bóvedas que enmarcan el patio interior, y se transforma en un dispositivo complejo que introduce orden, ritmo y profundidad sin recurrir a la literalidad.

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Caffè Nazionale. AMAA. Foto: © Mikael Olsson

El mobiliario, planteado a medida en colaboración con artistas, actúa como extensión de esta estrategia. Las bancadas en madera contrachapada —que recuerdan al metro neoyorquino y a Donald Judd—, los sobres de la mesa revestidos en linóleo negro, las bases de mármol serpentino, los techos de madera multilaminada —que incorpora acústica, iluminación y ventilación—, los tabiques técnicos que no ocultan sus mecanismos o las columnas originarias. AMAA dispone cada componente como una infraestructura espacial, reflejándolo en las luces veladas, en los carteles efímeros de Stefan Marx o en los materiales. Pues todo está ahí, funcionando y significando al mismo tiempo.

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Caffè Nazionale. AMAA. Foto: © Mikael Olsson
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Caffè Nazionale. AMAA. Foto: © Mikael Olsson

Una ética del fragmento y del inacabado

El verdadero valor del proyecto reside en su ética. Frente a la obsesión por lo inmaculado, AMAA ha optado por una mirada cruda y honesta que revindica las cicatrices arquitectónicas. Y este nivel de exposición arqueológica responde a una posición crítica que se opone al interiorismo comercial habitual, donde la superficie tiende a enmascarar la infraestructura. La labor del estudio se sitúa en esa intersección entre la recuperación crítica del patrimonio y la activación de nuevos usos. Una lectura aguda del entorno con una respuesta técnica rigurosa y una voluntad de dejar que pasado, presente y futuro conviva en un mismo espacio.

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Caffè Nazionale. AMAA. Foto: © Mikael Olsson
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Caffè Nazionale. AMAA. Foto: © Mikael Olsson

Caffè Nazionale es, por tanto, un ejemplo claro de que la construcción cotidiana —un café de día, un restaurante de noche— puede sostener una densidad conceptual y técnica que muchas veces se reserva a equipamientos culturales. En este café se puede tomar un espresso aprendiendo una lección: que cada intervención construye sobre algo, y que ese algo —aunque desgastado— merece ser devuelto a la vida sin artificios.

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Caffè Nazionale. AMAA. Foto: © Mikael Olsson

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