La idea de recuperación se está asentando poco a poco en nuestra sociedad como un referente en los procesos de fabricación. Los restos desechados han dejado de ser residuo para convertirse en materiales en potencia, y el diseñador francés Noé Duchaufour-Lawrance patenta este pensamiento en su nueva colección. Burnt Cork nace como un ejemplo de mobiliario sostenible, pero también como una interpretación personal sobre el poder de las cenizas.
El trabajo de Noé Duchaufour-Lawrance
Por medio del fuego y su control medido se han forjado los tesoros más importantes de la historia. Esta simbólica respuesta humana ante la innata destrucción de la llama responde a la necesidad de anteponerse al desastre. Algo que ocurre, por ejemplo, en el festival de Burning Man, donde tras una semana en el Edén, el desierto de Black Rock solo aguarda esqueletos chamuscados.
No obstante, a veces la temible combustión no solo destruye, sino que ayuda a renacer. ¿Qué sería la serie Smooke de Maarten Baas sin la fiereza del fuego? Parece ilógico no sorprenderse ante el tinte enlutado de la colorida estantería Carlton de Sottsass. Piezas emblemáticas del diseño que, carbonizadas, adoptan otro rol distinto y mutan directamente en otras.
El francés Noé Duchaufour-Lawrance toma un camino similar, pero a la inversa. Burnt Cork es un ave fénix que se levanta de sus cenizas y viene a decirnos que es posible transformar en útil lo que ya no sirve. Este conjunto de mobiliario sostenible —conformado por una silla, un sillón, un chaise lounge, tres mesas y un taburete— se presenta como un superviviente de los incendios en los bosques de alcornoques de Portugal durante 2017. Una visión que el diseñador vivió en primera persona y describe como “el infierno consumiendo el paisaje y dejando atrás un mundo de entropía visible”.
Burnt Cork, mobiliario sostenible por Made in Situ
Tras la mudanza definitiva a Lisboa hace tres años, Noé fundó Made in Situ guiado por la inquietud de apostar por la artesanía lusa y su belleza propia. El pasado 2020 lanzó Barro Negro, un set de vasijas realizadas con cerámica negra de la región de Tondela con la que inauguró el trabajo del estudio. Siguiendo esa misma dinámica, Burnt Cork rescata las cortezas de caucho quemado en aquellos alcornocales portugueses con el objetivo de ofrecerles una nueva oportunidad.
Para conseguir elaborar las siete piezas de mobiliario sostenible que componen la muestra, Duchaufour-Lawrance trabajó con artesanos y puso en práctica las técnicas de fabricación de bloques de corcho de la compañía local NF Cork. La implacable redondez y el aspecto orgánico de las sillas y mesas se consigue mediante el triturado del material y su compresión, así como el posterior tallado a cargo de la empresa Granorte. La gracia del degradado deriva en una apariencia que va desde la aspereza primitiva hasta una textura que invita al cuerpo y motiva al tacto.
«Quería que el usuario tuviera una conexión directa con el corcho tal como está en el árbol», aclara el fundador de Made in Situ. Muchos diseñadores ya optan por el camino sostenible vinculado a la economía circular y al alargamiento de utilidad en los materiales. Noé Duchaufour-Lawrance ahonda en esta concepción al confiar en lo local y reutilizar componentes que, en otro tiempo, solo habrían sido residuos para la tierra. Así, Burnt Cork nos hace pensar en una señal futura de resiliencia natural: una auténtica prueba de que, a pesar de la tragedia, hay vida más allá de las llamas.
En este enlace puedes conocer otras piezas de mobiliario con materiales reciclados.
Made in Situ.
Una silla, un sillón, un chaise lounge, tres mesas y un taburete.
Con NF Cork y Granorte