Frente a esta época de apariencia y filtros, se vislumbran inquietudes que reclaman un espacio para una vida más sencilla y sostenible, una corriente verde que se opone al consumismo exponencial que nos asola. El diseño de Buero Wagner para la rehabilitación de unas oficinas en Múnich ha sido, desde luego, un arrebato vanguardista. Un alegato al minimalismo como acto rebelde en el que el diseñador alemán parece preguntarse qué es lo estrictamente preciso para un entorno laboral.
Minimalismo radical
Las grandes ciudades tienen un presente incierto, cada vez aglutinan más población y la superficie existente, muchas veces, queda acotada. Esta demanda de nuevas áreas provoca una presión extra sobre el tejido urbano, que no es capaz de absorber todos los estímulos. La realidad de Múnich no es muy diferente. Los nuevos locales parecen surgir entre rendijas y recovecos, como la reforma diseñada por Buero Wagner para este entorno laboral. La ampliación ha consistido en conectar la distribución previa con un sótano del patio trasero en un edificio de principios de siglo.
El planteamiento de Wagner ha sido radicalmente sencillo: solo tiene cabida lo estrictamente necesario, eliminando lo superfluo y banal. Esta estética limpia imbuye la oficina con un aspecto elegante, abstracto, casi antiglamuroso, y choca estridentemente con la corriente actual fotocentrista, exuberante y barroca. El proyecto, además, incluye una unidad habitacional —surgida como respuesta a la pandemia de la covid-19—, que hace posible vivir y trabajar en ella; una práctica que se engloba dentro de las soluciones novedosas que los arquitectos están explorando ante esta nueva problemática.
Estilo industrial y metálico
No obstante, este pensamiento minimalista va más allá de la funcionalidad, ya que no solo el espacio urbano es finito, sino también los recursos. La sostenibilidad pasa por gastar lo indispensable, y por ello la reutilización de materiales reciclados cobra un sentido sublimado: una nueva vida para los componentes desechados que adquieren un valor añadido al encontrarse en un contexto extraño y ajeno para el que se concibieron.
Buero Wagner ha escogido elementos industriales para esta oficina plateada. La materialidad reflectante refuerza la luminosidad del lugar, dispersando la luz por el sótano, un detalle importante en un área destinada al trabajo. La adecuada iluminación se consigue también mediante el empleo de cortinas semitranslúcidas, de un material poco convencional: plástico de burbujas. Así, el rigor matérico se impone hasta las últimas consecuencias, afectando al diseño de muebles y accesorios que se hacen tangibles mediante rejillas de acero galvanizado.
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Buero Wagner es un estudio muniqués especializado en el diseño interior.
El nuevo espacio de trabajo minimalista proyectado por Buero Wagner se encuentra en el patio trasero de un edificio de principios de siglo en el distrito Au de Múnich.