Wendy Sauders y Vincent de Graaf —AIM Architecture— han hecho saltar por los aires, una vez más, los límites del interiorismo comercial en Brewtown. Una especie de urbe subterránea que convoca al visitante a una experiencia inmersiva en torno al proceso de fabricación de la cerveza en la ciudad china de Shenzhen.
Brewtown. La fábrica convertida en ciudad
Aunque realizan proyectos de todo género, la especificidad de AIM Architecture podría sintetizarse así: dinamitar las fronteras tipológicas convencionales del interior comercial a través de propuestas narrativas y disruptivas de escala urbana. El estudio de Wendy Saunders y Vincent de Graaf —belga y holandés establecidos en Shanghái desde 2005— ha adaptado con brillantez y originalidad a la escena china la lección del retail XL impartida por Koolhaas y OMA a comienzos de siglo. Lo demostraron en la épica posindustrial de las tiendas de cosméticos Harmay y lo confirman ahora en Brewtown, un cruce de centro cívico multiusos y entorno monomarca en Shenzhen para CS Beer, la principal cervecera del país.

El hilo argumental es un recorrido por el proceso de elaboración de la cerveza en forma de experiencia inmersiva. El espacio se organiza como un inmenso corredor subterráneo —184 125 m2, nada menos— que se expande y se contrae dando lugar a zonas de encuentro, food halls, atrios, largos túneles y tramos dinámicos que cambian de nivel y se conectan por medio de escaleras mecánicas. Se trata de que, a medida que se desplaza por esta suerte de gran ciudad lineal, el visitante evoque en primera persona y por impregnación emotiva la transformación de los ingredientes esenciales con los que se fabrica esta bebida.


Un interior XL de AIM Architecture para la vida colectiva
Para ello se deconstruyen elementos y materiales propios de una fábrica de cerveza y se convierten en paleta de imágenes y texturas del proyecto. Tubos de acero inoxidable pulido afloran como accidentes escultóricos y conforman el mostrador de recepción o la cubierta ondulada de un túnel descendente; superficies cobrizas como de alambique recubren el frente de los ascensores; los lavabos y las luminarias de los baños semejan barriles, que se acumulan literalmente en ciertas partes del corredor; y el terrazo y la madera establecen intervalos cálidos y rojizos como los de los grandes silos de ladrillo.


La luz natural se filtra a través de grandes lucernarios configurados como cubas industriales y estratégicamente distribuidos. De este modo, no solo se obtiene el clima lumínico adecuado, alegre y vibrante, también se reduce la dependencia de la iluminación artificial. Igualmente, la estructura de hormigón favorece la inercia térmica y limita en términos pasivos la climatización.


El resultado es un interior XL vitalista, un establecimiento comercial que se comporta como un punto de encuentro cívico y colectivo, una extensión bajo techo de la vida urbana que desborda, de nuevo, convenciones tipológicas. Aunque la retórica apocalíptica —y juguetonamente distópica— de trabajos anteriores se ve aquí sustituida por la convivialidad gozosa que, más allá de barreras culturales, convoca una cerveza fresquita en cualquier parte del mundo.

En este enlace puedes leer más artículos sobre otros proyectos de AIM Architecture.








