Hemos desplazado la mirada hacia abajo. Nuestra vista ha sido absorbida por las pantallas del móvil, agujeros negros que nos han robado la postura erguida y han cambiado incluso la forma en que consumimos la publicidad. No es casual que cueste recordar cuál fue el último cartel publicitario que conquistó nuestra atención. En Shanghái, Studio Profile ha respondido a esa situación con el gesto provocador de BizyBoy: una cafetería de especialidad cuya arquitectura se torna en un verdadero anuncio teatral.
Minimalismo urbano para la ciudad
Este proyecto parte de una idea tan sencilla como potente: convertir la fachada en un escenario. Lo que podría haber quedado reducido a una entrada anodina, en BizyBoy se vuelve un umbral cargado de presencia, un gesto convexo que reclama el entorno público y genera una nueva relación con la calle. La apariencia externa de este café —ubicado en Yuyuan Road, Shanghái— sirve como una marquesina de cine o un cartel urbano que se abre al público de forma rotunda.


Esta apuesta estética se refuerza con el volumen circular de vidrio en una yuxtaposición tensa que dinamiza la composición. Este cilindro vítreo se vuelve un escaparate vivo, de manera que la actividad interior se derrama hacia fuera y, al mismo tiempo, lo que sucede en el acerado se filtra hacia dentro. En este cruce, la arquitectura deja de ser un simple límite entre dos mundos para ser un medio de comunicación en estado puro.


Y si la fachada se comporta como anuncio, el interior lo hace como una escenografía en constante transformación. BizyBoy plantea un sitio capaz de cambiar de acto a medida que avanza el día, y que transforma cada estancia en un fragmento de guion flexible. Tabiques que se deslizan, mesas que ascienden, muros que giran: todos los elementos se comportan como actores de una obra siempre en movimiento.


Una cafetería de especialidad llena de teatralidad
Durante el día, el lugar se presenta como una cafetería luminosa, abierta y accesible. Al caer la noche, el mismo espacio se reconfigura y gana intimidad, volviéndose más pausado y casi ceremonial. El gran óvalo central —que durante el día ejerce como mesa— se eleva al anochecer hasta convertirse en un dosel especular que multiplica las percepciones y modifica su escala. El muro curvo y móvil permite abrir o dividir la sala según las necesidades, reforzando la sensación de estar ante un local que se adapta con naturalidad a distintas circunstancias. Nada permanece fijo, y esa condición mutable es precisamente lo que define la identidad de BizyBoy.


El concepto estético escogido por Studio Profile ha sido deliberadamente austero y casi impersonal, pensado como un fondo neutro en el que suceden las cosas. Las superficies de acero inoxidable reflejan la luz y garantizan la higiene, mientras que el suelo de terrazo lavanda suaviza la frialdad metálica y aporta un matiz inesperado. En este telón se apoyan los verdaderos protagonistas: el mobiliario colorido, piezas ligeras y vibrantes que actúan como contrapunto vitalista y que introducen una nota lúdica en un ambiente que, de otro modo, podría rozar lo clínico.


Por su parte, la cocina, visible desde la sala, se muestra como una pequeña función doméstica. Visto así, el verdadero valor de BizyBoy no radica únicamente en la resolución de un interiorismo útil, sino en su capacidad de proyectarse hacia afuera. Si la fachada se convierte en cartel, el interior lo hace en teatro, y ambos mundos lanzan un mensaje claro: la arquitectura todavía puede conquistar el paisaje urbano, incluso en una época dominada por pantallas omnipresentes.
7En este enlace puedes leer un artículo sobre la reciente cafetería proyectada por Kengo Kuma en Fukuoka.
Studio Profile es un estudio de arquitectura y diseño con sede en Shanghái, reconocido por crear espacios contemporáneos que combinan minimalismo, experimentación material y una fuerte dimensión escenográfica.