Las piezas de Atelier Oï Privé pueden leerse como esculturas cinéticas o como chandeliers. Un viaje poético al que han bautizado como Gaïa y que Rossana Orlandi mostró en su galería en el pasado Salone del Mobile de Milán.
Atelier Oï pone a prueba los materiales
Hace años, cuando pregunté a Michele De Lucchi sobre el contraste entre la precisión tecnológica de su célebre lámpara Tolomeo y los objetos de madera apenas tallada que exponía en ese momento, me dijo que hay un diseño que se hace para el usuario y otro que se hace per coltivare il design. La distinción cuadra muy bien con lo que pretende Atelier Oï Privé, la marca creada por el estudio suizo de Aurel Aebi, Armand Louis y Patrick Reymond para desarrollar su trabajo de investigación sobre los materiales a través de series one-off y de edición limitada. Se trata en parte, indica Aebi, “de convertirnos en nuestros propios clientes”.
Su primer proyecto en el ámbito del cristal de Murano —han iniciado otro posterior en torno al cuero— es una colección de cuatro elementos que explora la relación de la luz con el vidrio en colaboración con WonderGlass, un taller familiar de Murano. El vidrio se moldea cuando se encuentra en modo fluido y opaco, y, una vez enfriado, se vuelve rígido y transparente —o traslúcido—. Entonces, al someterlo a la interacción de la luz, parece adquirir la condición dinámica de su estado original sin perder la transparencia obtenida con el frío. A ese viaje poético de ida y vuelta se le otorga un cierto significado telúrico, de reflexión sobre la naturaleza vinculada a la experiencia inmediata, de ahí que a esta serie se la haya bautizado como Gaïa, el nombre que la mitología griega daba a la Madre Tierra.
Cristal de Murano en forma de lámparas
Un haz de fustes pendulares con puntos de luz led constituyen un campo magnético y se mueven sobre las formas de cristal posadas en el suelo o suspendidas a poca altura. En Marea, estas son discos superpuestos y texturados con microsurcos, de manera que el libre juego de la iluminación sobre ellos evoca el rielar del sol vespertino sobre la inmensa superficie del Lago Bienne, que los miembros de Atelier Oï contemplan a diario desde su estudio en La Neuveville. En Éos, la luz incide sobre concavidades de vidrio congeladas en el momento en que el fluido está a punto de desbordarlas, como si fuera la lava de un volcán. En Parhelia, Séléné y Aura, un único péndulo luminoso se sumerge en la oquedad practicada en una masa vítrea.
Las piezas pueden leerse como esculturas cinéticas o como chandeliers. Así las presenta el catálogo de Rossana Orlandi, que los exhibió en Recollectible Design/Designers and Crafters, la más destacada de las diversas muestras con las que la galerista milanesa colonizó Via Bandello durante el último Salone en junio. La edición limitada como semillas de cultivo bien abonadas, que diría el viejo De Lucchi.
En este enlace puedes leer más noticias sobre el Salone del Mobile de Milán.
Marea, Éo, Séléné, Aura, Parhelia.
Aurel Aebi, Armand Louis y Patrick Reymond.
