Bunhill 2 Energy Center es un ejemplo de arquitectura geotérmica urbana que utiliza el calor residual del metro de Londres para calentar las casas de la capital
Arquitectura geotérmica gracias al metro de Londres
El sistema comunal de calefacción y electricidad de Bunhill 2 Energy Center, en el distrito de Islington (Londres), cuenta desde hace poco con una instalación que recorta un 10% las facturas de los vecinos a la vez que añade a la red 1.350 viviendas más (alcanzando las 2.200) y una escuela. Todo ello gracias a la ingeniosa idea de reutilizar el calor excedente de la red de metro de la ciudad. La energía residual de The Northern Line -la línea subterránea de metro más antigua del mundo- se transforma ahora en energía limpia y sostenible para calentar casas, oficinas y dotaciones del siglo XXI.
La firma de ingenieros Ramboll ha sido la encargada de estudiar y darle forma al sistema para que fuese viable económicamente y que no llegase a comprometer el servicio ya prestado, dado que se quería que tuviese la menor huella de carbono posible. Localizaron como punto de extracción ideal para este proyecto de arquitectura geotérmica urbana la antigua estación abandonada de City Road, que estaba sirviendo como salida de aire del sistema de acondicionamiento de la red suburbana. La temperatura se eleva de 18-28 grados centígrados a los que sale a 70 mediante bombas de calor y se distribuye a través de kilómetro y medio de nuevas cañerías.
Esta idea es nueva en el mundo y ha sido implementada por los responsables del sistema comunal que abastece a un millón de personas en Copenhague, ingenieros que saben lo que se hacen, así que imagino que será replicada más veces, y espero que muchas. No en vano la Greater London Authority estima que la ciudad podría abastecer con su energía residual el 63% de los consumos de estos sistemas comunales en el 2050. No es poca cosa para el objetivo de abandonar de las energías fósiles.
Ramboll. La arquitectura como acto social
Y acompañando la novedad sostenible se abre aquí la posibilidad de establecer una nueva tipología de edificios. El estudio encargado de hacer este primer intento es Cullinan, que llevan cincuenta años operando bajo la premisa de que el diseño arquitectónico es un acto social. Bunhill 2 Energy Center se ha realizado de modo que el mantenimiento y sustitución se elementos sea sencillo: el revestimiento prefabricado metálico se puede retirar y las máquinas descansan en una estructura metálica abierta. Trabajando con la colaboración de vecinos y agentes sociales se ha limpiado la esquina de City Road y Central Street que estaba plagada de señales, cables, vallas… Han potenciado los ejes previos -es una esquina extraña donde confluyen cuatro calles- y han dotado de poética a la cobertura de una instalación industrial.
Los materiales usados en esta arquitectura geotérmica hacen referencia al suburbano. El zócalo negro está forrado con cerámica vidriada -intercalada por piezas artísticas que evocan las construcciones aledañas-, el revestimiento superior es rojo por los azulejos que había en la estación y por el cobre de las destilerías de ginebra que antes había allí. El diseño de las perforaciones en los paneles tiene que ver con el uso calefactor y deja entrever el interior, al tiempo que ayuda a ventilar los equipos. ¿Han conseguido definir una tipología nueva? Seguramente, no. ¿Están felices los vecinos con todas las autorreferencias locales? Seguramente, sí.
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