“Madrid, epicentro del arte contemporáneo”. “Tres razones de peso para hacerte con 2 entradas para ARCO”. “Arco, Art Madrid, JustMad y Flecha atraerán la próxima semana a unos 200.000 visitantes a Madrid”. “La semana del Arte Contemporáneo generará unos 100 millones de euros en ingreso”. “ARCO quiere sonreír”… Ya veis, los periódicos afinan sus titulares para anunciar que vuelve ARCO, las otras ferias, las más de exposiciones y actividades paralelas y el interés por el arte emergente y lo moderno. Vuelve la Semana Santa del arte contemporáneo.
Del 26 de febrero al 1 de marzo se multiplican las oportunidades para coincidir con las propuestas artísticas más actuales. ARCO marca el ritmo por su relevancia internacional y antigüedad. En su edición número 34 son más de 200 las galerías participantes, la mayoría de ellas con programación libre y otras enmarcadas en secciones como #Opening (que reúne a las galerías jóvenes recién llegadas), SOLO/DUO (31 stands dedicados a uno o dos artistas) o #SoloProjects. Bajo el título #ArcoColombia quedan englobadas 10 galerías colombianas, más de 50 actos y 20 exposiciones que traspasan los límites de IFEMA, representando al país invitado.
Mientras, en la plaza de Cibeles, CentroCentro vuelve a ser la sede de Art Madrid, esta muestra especializada en arte contemporáneo, emergente y vanguardias históricas que en su décimo aniversario se consolida como evento relevante. Lo mismo sucede con Just Mad, el encuentro de arte emergente localizada en la sede del Colegio de Arquitectos. Sin olvidar Flecha (Feria de Liberación de Espacios Comerciales Hacia el Arte) ubicada en el Centro Comercial Arturo Soria Plaza, quizá la menos conocida a pesar de sus 24 ediciones.
Por ahora sólo encontramos datos y expectativas. Una avalancha de cifras que esperamos traducir en experiencias cuando seamos alguno de esos 200.000 visitantes. Prometemos que a la vuelta no hablaremos de impacto económico, ni del volumen de ventas. Esperamos poder hablar de innovación, de creatividad, de emergencia. De belleza y fealdad. Y por supuesto, de la obra más escandalosa que encontremos.