Ana Juan. El paso nunca caminado

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Ana Juan. Dibujando al otro lado

Todo proceso evolutivo, sea del tipo que sea, implica cierta complejidad. Si además se trata de una inevitable imposición de la época en la que vives, la ecuación se complica extraordinariamente más. Efectivamente, la realidad digital no es una opción, es el oxígeno que retroalimenta todo el sistema en el que nos hallamos. Estamos hablando de una reestructuración de nuestros mecanismos vivenciales, teniendo en cuenta que ya hay toda una generación nacida en este contexto binario.

Ana Juan. Dibujando al otro lado

Esta mutación es tan exponencial y profunda que puede resultar un tanto desconcertante para la mayoría de personas, pero hay quien la acomete con la excitación del niño que descubre, a cada segundo, algo nunca antes vivido. Es el caso de muchos artistas, especialmente creadores visuales, que observan con fascinación la metamorfosis permanente que brota del pixel. Imposible no pensar en cómo se hubiera desarrollado, en estos días, el talento expresivo de Da Vinci, El Bosco, Duchamp o Pollock, por citar algún ejemplo significativo.

Ana Juan. Dibujando al otro lado

En este sentido, no es extraño que se confundan los conceptos digitalización y creación digital. La diferencia es enorme. Por mucho que escaneemos con la cámara más adelantada La rendición de Breda de Velázquez, para adentrarnos en el más mínimo detalle de la pincelada del Maestro, nunca esta obra pertenecerá al ámbito de las pantallas. Para que una pieza se encuadre en la dimensión tecnológica debe haber sido conceptualizada desde esa perspectiva, con el objeto de valorizar alguna de las particularidades que la definen -casi tantas como se puedan imaginar-. Y es indiferente si la composición es óleo, vídeo o rayos láser. O nada de esto. O todo al mismo tiempo.

Ana Juan. Dibujando al otro lado

Desde hace décadas, en la escenografía de la performance, así como en las representaciones musicales de última generación o en las instalaciones experimentales, se han utilizado imágenes y sonidos extraídos de los artilugios más novedosos -respecto a su momento- con la intención de alcanzar una expresividad más original y así alterar la propia experiencia del espectador. El gran José Val del Omar, Bill Viola o Jaume Plensa son algunas figuras muy representativas de esto en el siglo XX (Viola y Plensa siguen activos en la actualidad), precursores de los que hoy estamos observando.

Ana Juan. Dibujando al otro lado

Sin embargo, en el ámbito propiamente dicho de la ilustración da la sensación de que esta evolución digital está menos implementada. Si exceptuamos los dibujos para vídeojuegos o para películas de animación -en ambos casos casi siempre circunscritos al 3D-, no es fácil encontrar trabajos con peso específico que hayan sido realizados con la vocación de transitar los horizontes de la innovación técnica. Aquí está más presente la anteriormente citada digitalización para simplemente mostrar los trabajos en el entorno online, o sencillamente el ilustrador se pone al servicio de otros creadores.

Ana Juan. Dibujando al otro lado

Por ello fue estimulante y enriquecedor el proyecto de la artista Ana Juan. Dibujando al otro lado, nacido de la conjunción de esta sutil artista con la imaginativa proactividad del equipo de la UNIT (edición experimental e interactiva de la Facultad de Bellas Artes y la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática de la Universitat Politècnica de València). El resultado fue una bella exposición que quiebra completamente los estándares habituales, gracias a la poética e interactiva danza que se le propone al visitante a través de los cuadros, bocetos, maquetas y pantallas de diferentes dispositivos. Entre la textura pura del trazo y la virtualidad de la realidad aumentada. Toda una experiencia de contrastes, en la que la mera contemplación da paso a una estancia inmaterial de sensaciones audiovisuales, en las que el espectador puede ser un elemento protagonista dentro de la historia narrada.

Ana Juan. Dibujando al otro lado

Un magnífico ejemplo de las nuevas vías que surgen de la combinación de unos y ceros en la gráfica. Algo que no es un capricho eventual, es un imparable tsunami cuyo resultado son obras que ofrecen multitud de posibilidades a la hora de ser devoradas por los fugaces paladares del XXI. Obras que alimentan de alguna manera la esencia de eso que llamamos arte moderno, que no es otra cosa que la motivación de otorgarle forma al paso nunca antes caminado.

Ana Juan. Dibujando al otro lado

 

 

 

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