Durante este 2022, hemos podido ver cómo la ciudad de Valencia se ha ido convirtiendo en la Capital Internacional del Diseño. La programación de lo que es toda una fiesta para el sector ha arrancado este junio con la apertura del Pabellón Ágora: un espacio concebido por Miguel Arraiz —en colaboración con Arqueha Arquitectura y Urbanismo y Cosín Estudio— para acercar las actividades del último semestre del año a la ciudadanía y a los visitantes.
Un pabellón de Miguel Arraiz para el altar del diseño
El Pabellón Ágora se ha construido con la intención de aprovechar la versatilidad de la arquitectura efímera, y potenciar así la accesibilidad que tiene de partida un lugar público. Miguel Arraiz ha diseñado un baldaquino contemporáneo que aterriza sobre el pavimento y transforma el entorno frente al ayuntamiento valenciano en una plaza-museo.
La idea resulta en un área abierta, protegida del sol y del viento y enmarcada como un hito diferenciador en el paisaje urbano. La estructura —que puede desmontarse y devolver a la zona su imagen original— favorece la confluencia de la ciudadanía con las exposiciones, los talleres y los eventos asociados a la Capitalidad Mudial del Diseño.
Valencia Capital Mundial del Diseño 2022. Entre la artesanía y la industria
El equipo de arquitectos y artistas se ha encargado de diseñar una construcción modular parametrizada, donde cada uno de los bastidores que sujetan las lamas cerámicas del cerramiento queda insertado sin problema en una cadena de producción industrial, a pesar de tener una dimensión distinta al resto. Un proceso que optimiza la fabricación sin renunciar a la complejidad que aporta la riqueza espacial.
El proyecto se completa con un techo que hace de umbráculo y beneficia la ventilación cruzada dentro de la pieza. La cubierta —realizada gracias a la colaboración del artista fallero Manolo García— recupera la técnica tradicional en la creación de fallas de la vareta sobre una superficie que, a 9 metros de altura, moldea las olas del Mar Mediterráneo.
El pabellón fallero
El pabellón Ágora funciona bien como metáfora del papel que aún tiene la artesanía a pesar de la necesidad imperante de estandarizar y optimizar la producción. La propuesta bebe de la pausa y de la delicadeza de la labor del maestro fallero, ensalzada por el altar contemporáneo. La presencia de una tradición tan arraigada en la ciudad y tan vinculada al mundo del diseño puede percibirse en algunas de las premisas —se trata de un elemento efímero, se emplaza en un sitio público, una parte importante está hecha de manera artesanal— que han dado forma a todo el trabajo y que nos hace mirar con un optimismo prudente al futuro de los próximos años.
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Es una edificación efímera que acogerá ciertos eventos, talleres y exposiciones vinculados a la capitalidad del diseño de la ciudad de Valencia.
El techo de la edificación está realizado por un maestro fallero que ha utilizado la técnica tradicional de la vareta.
