Espacios de color. 4 diseñadores que transforman el color en manifiesto

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Objeto de debate en su relación con la arquitectura, durante años el color ha sido considerado como un simple aditivo. Sin embargo, conforma un universo de matices que hoy en día protagoniza los interiores más rompedores. En la última década, diseñadores y artistas lo usan para aportar a los espacios una fuerte carga emocional. He aquí algunos de los nombres que actualmente se hacen del cromatismo extremo una herramienta contundente y a veces combativa.

Tienda Munich Igualada. Studio Animal. Foto: José Hevia. Espacios de color
Tienda Munich Igualada. Studio Animal. Foto: José Hevia

Al nacer solo no distinguimos más que sombras grises y borrosas que van evolucionando a patrones en blanco y negro. Rayas, círculos, triángulos… A los dos meses de edad, una mancha viva y brillante invade nuestra tranquilidad: ha llegado el rojo a nuestras vidas. Poco después le sigue su complementario, el verde, y a los tres meses ya somos capaces de percibir el azul y el amarillo. Al cumplir el medio año, distinguiremos una amplia gama de colores, pero con el paso del tiempo —y como diría Dominique Simonnet—, de tanto tenerlos ante nosotros terminamos por no verlos. No nos los tomamos en serio. ¡Tremendo error!

Happy Street. London Festival of Architecture. Yinka Ilori. Espacios de color
Happy Street. London Festival of Architecture. Yinka Ilori

Vivimos rodeados de ellos. Y, sin embargo, muchas veces decimos que vivimos en un mundo gris. Un gris que siempre ha sido el gran enemigo de la pintura, como afirmaría Eugène Delacroix, porque es la aglutinación de muchos tonos sin conseguir uno concreto. Pero al describir el mundo como gris, estamos confirmando que está lleno de matices. Y es que el cromatismo, queramos o no, nos concierne. Es un tipo de lenguaje, cuyo mensaje va más allá de lo decorativo y se adentra en el alma.

House of Dots. Camille Walala. Lego. Espacios de color
House of Dots. Camille Walala. Lego. Espacios de color

Pero ¿cómo afecta a nuestro entorno? ¿A los sitios que habitamos? ¿Es un mero aditivo o un concepto en sí mismo? Mientras Le Corbusier lo despreciaba y proponía reservarlo para los textiles, la Bauhaus ahondaba en su relación con la geometría. Con Sottsass o con los Eames, entre otros, llegó la ruptura de cánones establecidos, con combinaciones y siluetas casi imposibles que hoy constituyen una de las bases del diseño moderno. Y así, aunque la vinculación de la arquitectura con la pigmentación nunca ha sido fácil, estos dos tímidos amantes parecen vivir su luna de miel en una contemporaneidad que apuesta por su idilio.

Studio Animal. Los colores aditivos

Tienda Munich Igualada. Studio Animal. Foto: José Hevia. Espacios de color
Tienda Munich Igualada. Studio Animal. Foto: José Hevia. Espacios de color

Su uso en interiores siempre ha sido utilizado con recelo, con miedo al cansancio o a la saturación. Comúnmente se ha pensado que robaría notoriedad al proyecto o producto en sí, pero Studio Animal, fundado por Javier Jiménez Iniesta, ha demostrado con mayúsculas que no tiene por qué ser substractivo, sino que, con una idea potente detrás, añade valor a todo lo que toca. Su paleta se nutre de primarios -blanco, rojo, azul y amarillo-, y en alguna circunstancia se decanta por el verde y rosa.

Step. Tienda de Múnich en Málaga. Studio Animal. Espacios de color
Step. Tienda de Múnich en Málaga. Studio Animal
Tienda Munich Igualada. Studio Animal. Foto: José Hevia
Tienda Munich Igualada. Studio Animal. Foto: José Hevia

Javier Jiménez y su equipo trabajan con figuras tridimensionales que van ligadas a espacio y concepto, en un juego de contrastes o armonías. Sus propuestas vibran, tienen fuerza, atraen, atrapan y perduran en la memoria. Las tiendas de Munich componen gran parte de sus lienzos, y su magistral elección de la tonalidad hace que, pese a cubrir cada rincón y cada mueble monocromáticamente, el producto siempre sea el protagonista y el establecimiento, su marco perfecto.

Tienda Munich Getafe. Studio Animal. Foto: José Hevia. Espacios de color
Tienda Munich Getafe. Studio Animal. Foto: José Hevia. Espacios de color

Un local rectangular con paredes de escalera y un espejo en el techo que duplica la sensación de altura se vuelve magnético si se cubre entero de amarillo, el color más brillante y lleno de luz. Pese a ser el más inestable —una gota de otro podría desestabilizarlo—, en su tono medio aporta alegría y euforia para destacar en un centro comercial.

Stand Democratic Wines. Studio Animal. Espacios de color
Stand Democratic Wines. Studio Animal. Foto: José Hevia. Espacios de color

El verde, si es el resultado de la fusión de azul y amarillo en la misma proporción, procura un estado de calma y se convierte en el preferido para los interiores. Así ocurre en su House 7, donde una ráfaga próxima al esmera recorre la tridimensionalidad de la zona pública, borrando el límite entre arquitectura y mobiliario.

Camille Walala. Un arcoíris en la ciudad

House of Dots. Camille Walala. Espacios de color
House of Dots. Camille Walala. Lego. Espacios de color

Según Itten, la combinación de amarillo, rojo y azul consigue un efecto tónico, vigoroso y decidido. Una tríada que caracterizaba la obra de Mondrian y que hoy tiene un gran exponente en la de Camille Walala. Las geometrías propias del Grupo Memphis, las composiciones de Josef Albers, así como rasgos del op y pop art conforman los pilares de la inspiración de esta diseñadora francesa, que califica su estilo como tribal pop. Con el objetivo de recuperar ese niño que llevamos dentro, ese playfulnessdespreocupado, y de poner nombre femenino al arte urbano, Camille trabaja la escala y la perspectiva con colores brillantes y vivos, acompañados de patrones de rayas, puntos, cuadrículas o craquelados.

Walala Pop & Go. Camille Walala. The Unexpected Urban Art festival
Walala Pop & Go. Camille Walala. The Unexpected Urban Art festival
Montana Furniture. Camille Walala
Montana Furniture. Camille Walala

Su acento es la línea negra uniforme que escolta cada perfil y que permite emparejamientos aparentemente imposibles -primarios y pasteles-, y recuerda a la tradición de la tribu Ndebele, cuya pintura mural es uno de sus grandes referentes. Buscando que sus creaciones despierten en el espectador la atracción por el cromatismo y sus variaciones, Walala emplea todo tipo de lienzos y tamaños, y es más conocida por sus intervenciones en fachadas como Industry City o Pop Life Universe, en las que la dificultad radica en integrar los diferentes elementos arquitectónicos dentro de la composición.

Walala Play. Camille Walala. Espacios de color
Walala Play. Camille Walala. Espacios de color

Pero su carácter icónico la ha llevado a realizar auténticos sueños de artista, como diseñar su propio castillo hinchable en el London Design Festival, cambiar el blanco y negro de un paso de cebra en Bankside por múltiples tonos y patrones, o construir una casa a escala real en colaboración con LEGO®. Tras un pasado en el mundo textil, el gris londinense la ha hecho sustituir los hilos por los pinceles, con los que ha eliminado la niebla y ha devuelto la vivacidad.

Morag Myerscough. El color de la felicidad

Si Morag Myerscough tuviese que describir el color a un invidente, lo definiría como la alegría, y si tuviese que escoger uno, sería el amarillo neón. De familia creativa —madre artista textil y padre violista—, Morag siempre ha estado en contacto con el cromatismo, tanto visual como audiblemente. Su médium no es solo el color, sino que a esta añade palabras o frases. “Para mí es muy importante que lo que hago tenga una narrativa subyacente, no consiste solo en hacer un patternbonito. Necesito conectar cabeza y corazón con mi trabajo. A veces se trata de mensajes muy directos, otras veces son pequeñas chispas que despiertan el pensamiento”.

Make Happy. Morag Myerscough. Espacios de color
Make Happy. Morag Myerscough. Espacios de color

Para ella el arte es una manera de empoderamiento y un modo de crear comunidad. Y es que el sentimiento de pertenencia es el leitmotiv de su trabajo, en una búsqueda por encontrar aquello que nos hace sentir cómodos y ser nosotros mismos, y que para ella ha sido encontrar su sitio a través de la pintura. Su gama escapa a todo lo establecido por los clásicos. Colores neón y mixturas poco frecuentes hacen que su obra perdure en la retina y adquiera vida propia. “Uso tonalidades fluorescentes porque me encanta su energía y su poder, y cómo afectan a la vista”.

A New Now. Morag Myerscough. Foto: Gareth Gardner
A New Now. Morag Myerscough. Foto: Gareth Gardner
Temple of Curiosity. Morag Myerscough
Temple of Curiosity. Morag Myerscough

Ante el enfrentamiento eterno entre arte y arquitectura, ella lo tiene claro: “Espero que las convenciones formales se estén desmoronando. El color es complejo y hay que usarlo con respeto y entendimiento, no como un añadido. Me gusta ver cómo la colaboración entre las distintas disciplinas pasa cada vez más a menudo, y llevar el arte a la calle está siendo realmente importante para esta mezcla”.

Yinka Ilori. Lo insólito de los secundarios

Playland. Cannes Film Festival. Yinka Ilori. Espacios de color
Playland. Cannes Film Festival. Yinka Ilori. Espacios de color

Si el contraste de primarios era el más vivo y clásico, el artista con raíces anglonigerianas Yinka Ilori se atreve con los secundarios y menos favoritos para evocar las telas africanas de su infancia. Desde que en 2011 comenzara dando una nueva vida a muebles antiguos, su repertorio de verde, amarillo, naranja, morado, rosa y rojo dan lugar unas combinaciones que se salen de lo convencional y brindan optimismo y juegos visuales.

Colour Palace. Yinka Ilori. Espacios de color
Colour Palace. Yinka Ilori. Foto: Andy Stagg
Museum of Ethnography Sweden. Espacios de color
Museum of Ethnography Sweden. Yinka Ilori

çSi Walala o Myerscough se recrean con la perspectiva, con Yinka Ilori pasamos a un entorno flat en el que figuras como el círculo o el rectángulo modelan patrones y motivos decorativos en un estilo setentero, que se acompaña en ocasiones con lettering de pantalones de campana. Un ritmo bidimensional que invade espacios y formas de todos los tipos: desde inundar de vida el Somerset House para celebrar los 50 años de creatividad Black en Reino Unido, a diseñar un laberinto vertical con Es Devlin en la escenografía de los Brit Awards o fusionar la cultura británica y la africana en el Pabellón Dulwich.

Forest of Eyes. Yinka Ilori. Espacios de color
Forest of Eyes. Yinka Ilori. Conran shop

Pero es en Cannes, en 2019, cuando de la mano Pinterest plantea la experiencia inmersiva Playland. En ella se invita a los adultos a jugar en un patio que reflexiona acerca de las tonalidades más buscadas y guardadas en la red social, pero empleadas en los patrones y motivos que caracterizan al artista.

Block Cubes. Yinka Ilori. Espacios de color
Block Cubes. Yinka Ilori
In Plants We Trust. Mayfair, Wander Art. Yinka Ilori. Espacios de color
In Plants We Trust. Mayfair, Wander Art. Yinka Ilori

Un diálogo que acaba de empezar

Esta paleta de artistas está borrando cada vez más el límite entre el arte y la arquitectura, y alimenta nuestro entorno desde una reflexión cromática que va más allá de la mirada para apelar a los sentimientos y la razón. El gris sigue estando, pero gracias al arte urbano y el diseño comienza a descomponerse en una gama que no deja indiferente a nadie y que es, en sí misma, materia y no aditivo. Bienvenidos a la era del color.

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