Vincent van Duysen ha acudido a la maestría artesanal de España, Italia y México para experimentar con la cantera de la empresa mexicana ARCA. El resultado ha sido la colección Gravitas: una serie de muebles de piedra que huye de toda frivolidad formal.
La roca como materia de diseño
Pocos materiales hay más primarios que la piedra: grava de la que surgieron aciertos históricos como el devenir arquitectónico o el desarrollo del protodiseño —¿de qué se hizo si no la primera rueda?—. El tratamiento de lo pétreo ha ido evolucionando a lo largo de los años con técnicas, gustos y utilidades diferentes, y nuestra relación con dicho elemento ha ido variando su manera de intervenirlo e incluso de apreciarlo, sobre todo ahora que la recuperación de los materiales propios del pasado se ha puesto de moda. Quizás por una necesidad de castigar al plástico que nos enamoró en los 60. Quizás por un alarmismo de ser sostenibles a toda costa o por reivindicar lo tradicional para ser más modernos que los antiguos modernos.
Sea cual sea la causa de este nuevo capricho lítico que copa galerías, ferias de diseño y el mercado internacional, parece que la estética rotunda triunfa sin importar la escala. Por algo hemos construido una sociedad que presume sobre su capacidad innata para domar la morfología de la roca. De ahí que la inflen, como en los cojines Ex Hale de Ben Storms; que la cincelen, como en las creaciones arqueológicas de Moreno Ratti, a medio camino entre el objeto y el hallazgo; o que respeten su figura afilada, como en los taburetes Tara de Lucas Muñoz, donde los pedruscos que habitan la sierra de Gredos se posan directamente sobre una estructura metálica —sentarse sobre ellos es un riesgo que hay que asumir—.
Los muebles de piedra de Vincent van Duysen
Lo que vimos en la última peripecia de Vincent van Duysen durante la semana del arte de Miami sigue religiosamente estos mismos preceptos. Huye de un solo tratamiento para mostrarnos la crudeza de un modo sugerente, semidomesticado; y lo consigue abrazando la maestría artesanal de España, Italia y México para experimentar con la cantera de piedras de la empresa mexicana ARCA. Todo esto lo traduce en Gravitas: 18 piezas hechas a mano —entre asientos, mesas y estanterías— completamente funcionales que establecen dicotomías estéticas a la hora de observarlos.
En ellos se aprecia, simultáneamente, la textura y la ausencia, lo natural y lo artificial, la contundencia y la ligereza del pórfido o el mármol de carrara. Una convivencia que se esfuerza por ser silenciosa, pero que no se salva de producir cierto ruido háptico. Este ejercicio —que oscila por la contextura de las obras de Noguchi y se detiene con timidez en la suavidad visual de las de Horn— establece una liturgia extraña que “erosiona” la superficie de sus volúmenes según la tarea que vayan a desempañar, conservando la rugosidad natural en distintas partes. “Este proceso implica una yuxtaposición de texturas de la misma piedra, entablando un diálogo con la forma general del objeto”, explica el diseñador belga.
Visto así, Gravitas es la prueba de un regreso a lo primitivo; al sillar con el que la humanidad comenzó a jugar a su antojo, tallando, horadando y buscando en su interior el cuerpo, el cimiento o el mueble. Aquí van Duysen no se deja llevar por frivolidades, sino que reproduce el arquetipo en bruto que muchas veces hemos imaginado sobre el mobiliario de antaño. Y puede que, por esa simpleza, termine emocionando.
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ARCA es una marca proveniente de Guadalajara que se dedica a los acabados en madera y piedra naturales procedentes de distintas regiones del planeta.