Las torres de cristal verdoso de Vancouver contrastan ahora en su skyline con la Alberni Tower. Una arquitectura dinámica y cambiante que muestra su corazón de madera y a la que Kengo Kuma insufla los altos estándares de precisión artesanal de la arquitectura doméstica japonesa.
Rascacielos: el icono vertical
En sus remotos orígenes americanos, el rascacielos nació como una propuesta de densidad urbana sostenible desde un punto de vista fundamentalmente económico; es decir, lo que se trataba de sostener era, sobre todo, el beneficio del promotor. El movimiento moderno lo reformuló y lo orientó hacia usos residenciales con fines más integradores y, ya desde los años veinte y treinta del siglo XX, prima su condición icónica, de gran hito escultórico y corporativo. Ahí seguimos en buena medida, aunque su declinación tipológica vaya asumiendo cada vez matices más complejos y justificaciones adicionales.
En Canadá, Kengo Kuma se ha adentrado en este último terreno manteniéndose estrictamente en el de la iconicidad en la Alberni Tower. En sus palabras, se trata de fusionar “la sensibilidad del diseño japonés con el tejido urbano de Vancouver creando un icono arquitectónico y escultórico para la pujante ciudad canadiense”. De ensayar un salto de escala para la domesticidad oriental en un marco urbano y formal netamente americano, de adaptarse marcando diferencias, por así decir.
Alberni Tower. Un prisma revestido de madera
Kuma trabaja aquí desde la forma, de manera que sea esta la que proporcione la solución para las viviendas que se apilan como estratos dinámicos en sus 43 plantas. A una torre prismática y convencional se le han rebañado dos sectores simétricos a modo de arco —uno por arriba y otro por abajo— que se enfrentan diagonalmente. En cada uno de esos cortes, los forjados se proyectan como bandejas revestidas de madera, así cada apartamento se despliega hacia las vistas de la ciudad y de la cercana bahía. Se trata de establecer una relación fluida del edificio con el entorno de dentro afuera, pero también de fuera adentro.
En estas recesiones, la construcción se contrae respetuosa para franquear las vistas de las otras vecinas, además de modelar el volumen que “muta gradualmente cuando se mira desde distintos ángulos”. La inserción urbana en la esquina estratégica de Alberni y Cardero Street se completa en la base con un nuevo vacío, generado por la intersección de dos bóvedas donde el vestíbulo se transforma en un auditorio: una suerte de anfiteatro resuelto como un jardín oriental de musgo y bambú. Este espacio semipúblico crea un acontecimiento en el nivel de la calle equivalente al que la torre misma genera en el skyline de la ciudad, y lo hace con la misma estrategia amable, amistosa, humilde y orgullosa a un tiempo, tan propia de la cultura japonesa.
Un homenaje al material estrella de Kengo Kuma
La impronta del ambiente doméstico nipón se confía a un uso extensivo, preciso y experto de la madera: el material que caracteriza la obra de Kengo Kuma. En 2016, a la vez que iniciaba este proyecto recién terminado, realizó también en Vancouver una mínima y exacta house of tea para el mismo promotor. En cierto modo, es como si hubiera querido mostrar el germen, la clave de lo que pretendía desarrollar a la escala de la ciudad.
La madera cualifica los interiores y se asoma a la fachada a través de las terrazas, como si los cortes revelaran el corazón palpitante de la torre. Un peculiar entramado o kigumi, como una nube de bambú —aunque, pese a las apariencias, esté realizado en aluminio por imposición de la normativa antiincendios—, corona el auditorio de entrada y la zona de la piscina en que este desemboca.
Para Kengo Kuma, “un edificio no es un objeto que se contiene a sí mismo, sino una serie de relaciones activadas por acciones arquitectónicas”. En consecuencia, Alberni está pensado como una construcción de gran escala que se percibe como una suma integrada de partes más pequeñas. Esa estrategia es la que sirve para escalar con éxito la precisión artesanal de sus exquisitas obras pequeñas, para dar el salto del chashitsu o casa de té al rascacielos high craft.
En este enlace puedes leer más artículos sobre otros proyectos de Kengo Kuma.
En Vancouver, Cánada.